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Febrer acabó por sumirse en la lobreguez del sueño, rodando a través de las sinuosidades de su pensamiento, cada vez más confuso. En la mañana siguiente, mientras se vestía, decidióse a realizar cierta visita, con gran esfuerzo de su voluntad. Aquel casamiento era algo audaz y peligroso que exigía larga reflexión, como le había dicho su amigo el contrabandista.

8 Y cualquiera hija que poseyere heredad de las tribus de los hijos de Israel, con alguno de la familia de la tribu de su padre se casará, para que los hijos de Israel posean cada uno la heredad de sus padres. 9 Para que no ande la heredad rodando de una tribu a otra; mas cada una de las tribus de los hijos de Israel se llegue a su heredad.

Aquella señora... aquella Doña Armanda que le aguarda a usted en París.... ¿le necesitará también? Es mi madre pronunció Artegui. Y la respuesta pareció a Lucía satisfactoria, aun cuando realmente no resolviese la duda que acababa de expresar. Artegui, entretanto, rodando un sillón hasta tocar con la mesa, se sentó, y acodándose sobre el tapiz, escondió el rostro entre las manos, meditabundo.

El señor deán de la catedral de..., muerto pocos años ha, dejó entre sus papeles un legajo, que, rodando de unas manos en otras, ha venido a dar en las mías, sin que, por extraña fortuna, se haya perdido uno solo de los documentos de que constaba.

El pedernal no anda rodando por las aceras de Paris, á caza de un guisado que no tenga harina, y de un trozo de carne que no esté dura y ensangrentada, y de una botella de vino que no esté agrio, amargo, salado, picante, y no cuantas cosas más. He dicho todo esto, porque la cuestion de comer se hace cada dia más apremiante y amenazadora.

No apruebo el capricho comentó la duquesa . Recibirá usted una impresión demasiado desagradable. Obstinóse Felicita, y la duquesa cedió. De camino, Felicita iba diciendo: El suelo huye bajo mis plantas. Las paredes ondulan. El mundo se descuartiza y los trozos van rodando por el aire.

Don José se levantó, anduvo como desconcertada máquina hasta un aposentillo interior donde tenía sus trastos, y tanteando con las temblorosas manos en la obscuridad, encontró una botella. Apuró del contenido de ella porción bastante, y al tratar de volver al sofá, las piernas le faltaron y cayó rodando en mitad del aposento.

El cambio que la desgracia ocasionó en la vida material de Pepe, fue en un principio apenas sensible: al pronto, todo se redujo a que los pocos libros de texto que había comprado anduviesen rodando de la mesa del comedor a la de su cuarto, hasta que él los guardó por no verlos.

La verdad es que Dios debió decir: Crescite et multiplicamini... si os conviene, y si no, no. En fin, ¿para qué tengo el dinero? ¿me da la gana de quedar bien? ¡pues lo hago y San Seacabó! ¡Quién me dice a que luego, cuando ande yo rodando de juerga en juerga y de amorío en amorío, no me la encuentro y reanudamos por unos días! ¡También somos burros los hombres!

No puedes figurarte la compasión que me inspiran esos viejos que andan rodando solos por las casas de huéspedes..., que se ponen enfermos y tienen que llamar a una hermana de la caridad... que al llegar de la calle no pueden comunicar sus impresiones tristes o placenteras con un ser querido... que con ganas o sin ellas se ven forzados a salir todas las noches, porque la soledad les arroja del cuarto... ¡Es horrible!