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Actualizado: 1 de junio de 2025


Jamás he robado ni la punta de un alfiler, ni he dicho más mentiras que alguna que otra para bromear. De los palos que le daba a mi mujer hace treinta años, me arrepiento, aunque creo que bien dados estuvieron, porque era más mala que las churras, y con un genio más picón que un alacrán.

¿Un robo? dijo el campanero . Llámalo así si quieres: ¿y qué?, ¿te asustas de eso...? Más nos han robado a nosotros, que nacimos con derecho a un pedacito de mundo, y por más vueltas que damos no encontramos un sitio libre.... Además, ¿a quién perjudicamos con esto? De nada sirven a ese pedazo de palo las joyas que lo cubren.

A medida que se acercaban al teck, que crecía en la orilla bañando sus raíces en el río, aumentaban sus inquietudes, y sus miradas se fijaban angustiosas en las plantas y en las yerbas para descubrir el lugar en que habían escondido la chalupa. No llevaban mucho tiempo explorando, cuando Cornelio, que caminaba distante, se detuvo. Tío dijo con voz alterada . Creo que nos han robado la chalupa.

Y, sin embargo, es bien sencillo. Su corazón inocente y confiado le dijo que yo la amaba y la estimaba sinceramente. Casi todo el camino ha venido durmiendo en mis brazos como un niño. EL GRUESO ROMANO. Pero decid, señores romanos: ¿cómo podrá ahora cada uno de nosotros reconocer a la suya? Las hemos robado en las tinieblas, como a las gallinas de un corral. ¡Silencio! Nos oyen.

En Cabo de Palos se supo de unos jeques de alarbes que vinieron á ofrecerse de servir contra los turcos, como Dragut quedaba en los Gelves con 400 caballos y hasta 1.500 hombres de pie entre turcos y moros, y quél era el que había escaramuzado con los nuestros al agua, y el que había hecho el daño en la gente de las ocho galeras, y quel día antes que llegasen nuestras galeras había peleado con la gente de la isla, al paso, y roto y muerto muchos moros gervinos, y robado y quemado los casales y haciendas de los que no eran de su parcialidad.

El punto de contacto es el campana, es decir, el que busca la casa o el hombre fácil de robar, el que estudia el medio de efectuarlo, el que está en relaciones con los que cambian lo robado por dinero: la providencia en forma de hombre. Bien considerado, estos campanas son los verdaderos ladrones; los que efectúan el robo son solamente sus instrumentos.

Llevó piedras, como siempre, de la orilla del mar á la escollera, y vigiló el hervor de su caldero para no verse robado como en la noche que le visitó Popito. Conocía ahora á los hombres bigotudos, que parecían ejercer sobre sus camaradas la superioridad arrogante y cruel del matón. Con uno de ellos, el más alto y musculoso, se permitió una broma digna de su fuerza.

Padre, por Dios, por Nuestra Señora del Amor Hermoso, tranquilícese usted.... Está aquí doña Petronila, está un señor sacerdote.... Será tu don Custodio... el que te me ha robado... el majo del cabildo... ¡ah, barragana, si os cojo a los dos!... ¡Jesús, Jesús! vámonos de aquí gritó doña Petronila buscando la escalera.

El español no gustaba de recordar su existencia antes de establecerse en la Argentina. Había intervenido en revoluciones que despreciaba, mezclándose en ellas únicamente por una necesidad de acción. Había emprendido también prodigiosos negocios, viéndose al final engañado y robado, unas veces por sus compañeros, otras por los gobiernos.

La marquesa miraba de hito en hito a Simón mientras éste iba hablando; pero en Simón caían aquellas miradas, que no eran de miel, como chispas de pedernal en un montón de nieve. En seguida le dijo: Insisto en que se ha robado mucho en esta casa; mucho más de lo que se ha gastado en ella..., y hasta cómo se ha robado... Perdone la señora marquesa que, como administrador...

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