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Actualizado: 22 de junio de 2025
Pues yo declaró Baltasar no vuelvo a meterme en otra.... Mire usted bien las cosas antes, porque esto de andar así, hoy tomo y mañana dejo, es ridículo y le pone a uno en evidencia. Dirá la gente que cazamos... que cazo un dote.... ¡Ya ve usted!
El sevillano de aquella clase no soporta ni una mirada advenediza dirigida á su chica ó su guapa moza, como las llaman. Si como marido es á veces tolerante y se humaniza, como amante lleva los zelos hasta la ferocidad ó el ridiculo. Eso prueba que la vanidad entra por mucho, y muy poco el amor verdadero, en la energía con que defiende su posesion ó monopolio.
El millonario no lamentaba su generosidad. ¡Qué podía importarle este chorreo de riqueza que no marcaba la más leve desnivelación en su fortuna y le proporcionaba la dicha! Lo que le enfurecía haciéndole abandonar su asiento con nervioso salto, era el recordar lo ridículo de su situación.
Es tal la paridad entre los arquitectos y los poetas de aquel tiempo, que al leer uno la crítica que hacia el Milizia de Borromino, podria creer que estaba aquel severo escritor juzgando á nuestro célebre Luis de Góngora: «fué, dice, uno de los primeros hombres de su siglo por la elevacion de su ingenio, y uno de los últimos por el uso ridículo que de él hizo.» Juan Martinez, Crescencio, y el hermano Francisco Bautista, eran ya puristas comparados con estos últimos, cuya incontinencia de estilo rayaba en enagenacion mental y delirio.
Ahora y siempre, porque mi tranquilidad, mi acción en la vida y mi vida misma no pueden depender, ¡no deben depender! de la volubilidad de una muchacha ni de dos... y, por otra parte, ¿quieres nada más ridículo, nada más desairado, nada más cursi, que un hombre como nosotros, eternamente triste porque lo dejó una novia para casarse con otro con quien es «eternamente» feliz?... ¡Adonde iríamos a parar!
En fin, ella le coquetea a todo el mundo. Y dime, dejando este ridículo asunto mío, ¿has vuelto a encontrarte con aquella muchacha que también conociste en casa de las Aliaga? ¿De quién se trata, al fin? ¿Has vuelto a encontrarte con ella? Sí, he vuelto a encontrarme con ella. ¿Dónde? Allí, en esa misma casa, volví a verla muchas veces, respondió Julio con dulzura. ¿Y ya te habrás enamorado?
Cuando leyó la carta antes de enviarla comprendió que no estaba bien, que todo aquello era ridículo. Sin embargo no quiso escribir otra. Alzó los hombros con desdén y exclamó sonriendo maliciosamente: «¡Bien está! Que lo tome como quiera.» En el Sotillo sintió los únicos momentos de sosiego que había disfrutado desde hacía quince meses.
Sería, por tanto, exponer también el honor de estos jefes al ridículo universal, si Estados Unidos desautorizando su oficial y pública conducta se anexionara las islas por conquista.
Me parece que en este nombre hay algo que se rie de la persona que lo lleva, como si dijéramos bolsillistas, faldriqueristas, taleguistas, ó palabras por este jaez. En lugar de Bolsa, que nada significa, ó significa una ridiculez, porque ridículo es todo despropósito ¿qué razon hay para que no pudiera decirse lonja del cambio?
Se sonrió un poco Ángel oyendo esto, porque consideró lo ridículo que estaría él si las circunstancias le obligaran a hacer el papel de niño mimoso contrariado. Al mismo tiempo cerró la puerta, porque aquellas durezas de su madre, mal de su grado, ahondaban demasiado en el abismo que él tenía ya a medio llenar.
Palabra del Dia
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