Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de julio de 2025
Y le había puesto una comparación: «Si usted, hija mía, se baña en un río, y revolviendo el agua al nadar, por juego, como solemos hacer, encuentra entre la arena una pepita de oro, pequeñísima que no vale una peseta, ¿se creerá usted ya millonaria? ¿pensará que aquel descubrimiento la va a hacer rica? ¿que todo el río va a venir arrastrando monedas de cinco duros con la carita del rey y que todo va a ser para usted?
Contó en seguida, sin dar lugar a otra pregunta, que los agentes de Su Majestad habían sospechado de don Alonso, y que, durante la ausencia del caballero, entraron de rondón en su casa, revolviendo hasta la última gaveta y llevándose un gran fajo de papeles. ¿En dónde será ajusticiado don Diego? volvió a preguntar bruscamente Ramiro.
No me veía nadie que no decía: «¡Maldito seas, bellaco monjil!», y otras cosas peores. Todo esto me tenía revolviendo pareceres y casi determinado a dejar la monja, aunque perdiese mi sustento. Y determinéme el día de San Juan Evangelista, porque acabé de conocer lo que son las monjas.
Deshice el intacto lecho, revolviendo sábanas y colchas; tomé el sombrero y el gabán, y salí al corredor. La anciana y Angelina me aguardaban allí. Tía Pepa muy rebozada con el pañolón; la doncella, caído sobre los hombros el abrigo, dejaba ver su hermosa frente. ¡Buenos días! me dijo tímida y medrosa. Seguro estoy de que se puso roja como una amapola al estrechar mi mano.
Conociendo entonces que era imposible acabar con él si no recurría a una estratajema, se apartó un buen trecho de su contrario, se desató rápidamente una larga y fuerte faja de seda que le ceñía el talle, hizo con ella, sin ser notado, un lazo escurridizo, y revolviendo sobre el Príncipe con inaudita velocidad, le echó al cuello el lazo, y siguió con su caballo a todo correr, haciendo caer al Príncipe y arrastrándole en la carrera.
No, señorita es que hace frío aquí, es que truena, es que es una locura andar ahora revolviendo en los sótanos.... Retírese usted; yo buscaré lo que haga falta. No replicó Nucha con energía . Ya me carga de veras ser tan boba.... Quiero entrar antes, para que vea usted si comprendo perfectamente que todas son necedades.... ¿Trae usted la cerilla? gritó ya desde dentro.
Aquí tengo la lista exclamó prontamente Rufete haciendo ademán de sacar un papel. No, no saque usted la lista. Tampoco eso nos importa gran cosa ahora.... Nuestra sociedad cuenta ya con un brillantísimo contingente de personajes civiles. Espere usted insistió Rufete revolviendo sus papeles , aquí está. No.... ¡Con cien mil palitroques! tampoco nos hace falta ahora la lista de isabelinos.
Embarazado Jacobo al ver en manos del tío Frasquito aquella prueba flagrante de su atentado, no contestaba, y el viejo, volviendo y revolviendo en todas direcciones los dos sellos verdes, preguntaba sin cesar: ¿De quién son?... ¿Te sirven? Jacobo, más y más embarazado, contestó por decir algo: ¿A que no lo aciertas?... ¡Toma! exclamó de repente el tío Frasquito . ¡Ya lo creo!
Créeme, hijo: cuanta menos carga de antojos se saque de esta vida, más andadero se encuentra el camino de la otra. Hay quien jalla la mina cavando en un rincón de su huerto, y hay quien no da con ella revolviendo la tierra de media cristiandad.
Un dia fué en la Grecia Que en medio á la derrota Los cantos de Tirteo Se oyeron resonar, Y revolviendo al punto Los escuadrones rotos, El lauro de victoria Supieron rescatar. Será que ya en el mundo No exista el entusiasmo, Ni acorran á la patria Los hombres de esta edad? ¡Oh, no! los corazones Sacudan ese pasmo, Y asiendo de la espada Gritemos: «¡Libertad!»
Palabra del Dia
Otros Mirando