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Actualizado: 24 de junio de 2025
Pero el bendito de su padre no pegó el ojo en toda la santa noche. ¡Lo que él se revolvió en aquella cama buscando posturas para ahuyentar las quimeras que le desvelaban! ¡Los espacios que él recorrió con la imaginación en tantas, tan largas y tan calladas horas! En ocasiones, hasta se dolía de haber permitido tomar tan altos vuelos a «la loca de su casa».
Fuerte cosa era decidir cuál objeto tomaría. Por último, decidido, tiró de una brillante empuñadura y sacó un sable. Después revolvió el conjunto y vio un brillo seductor de galones. Diole un salto el corazón de ratero y tomó lo que brillaba. Era un sombrero que parecía escudilla, un ros de cartón, deforme, cuarteado, pero con tres tiras de papel dorado pegadas en redondo.
¿Derecho?... El tiene carrera...; tú le prefieres porque es guapo, le consientes todos sus caprichos y le das dinero.... Descargó un puñetazo sobre la mesa, con toda la reciedumbre de sus puños potentes, y platos y copas saltaron con estruendo y destrozo. ¡Está borracho! dijo Narcisa con desprecio. El se revolvió como una fiera, y le tiró a la cabeza su bastón de cachiporra.
Doña Elvira su madre con recelo Procura por su hija; pero viendo Que no parece, grita hácia el cielo, Sus dorados cabellos descogiendo. Sotelo revolvió con grande duelo, Y entre los Chiriguanas se metiendo, Sacaba á la doncella, aunque llovian Las flechas ya sobre él que le cubrian.
Revolvió aquí un poco en el sillón el lindo cuerpo la interrogada, y, después de vacilar un instante, respondió con gran desparpajo a su amiga: Verdaderamente que no me he puesto nunca a mirar el caso por ese lado; pero muy ilícito no debe de ser, cuando tanto se usa. ¿Qué es lo que tanto se usa, Sagrario?
Petra, dejándose adorar, adoptó cierta actitud protectora y maternal. Se interesó vivamente por todo lo que a Miguel concernía, revolvió su baúl, contó las camisas y los pañuelos, fue depositaria del dinero que le daban, en una palabra, se hizo cargo por completo de la dirección de sus negocios, tanto morales como económicos.
Después, rápido, se revolvió... y yo me estremecí a mi pesar... La segunda vez, me dijo con la misma voz, con la misma mirada, sonriéndome y saludándome con la mano derecha: Por usted también, señora, y en honor de esa boca encarnada, purpurina como el coral.
Con angustioso afán buscaba el infeliz medios de existencia, aunque fueran de los menos lucrativos; pero la cortedad de sus talentos dificultaba más lo que en todos los casos es difícil. Tanto revolvió, que al fin pudo encontrar algunos empleíllos, indignos ciertamente de su anterior posición, pero que le permitieron vivir algún tiempo sin rebajarse.
Con las manos delante, á tientas, siguió á lo largo de una pared; torció, revolvió, anduvo perdido un gran espacio, y al fin, guiado por el resplandor de una luz que se veía tras una puerta, se dirigió á ella, se encontró en una galería baja y luego en el patio.
Durante la pausa lúgubre que siguió a esta última frase, Isidora revolvió su mente hacia el origen de aquella escena; consideró con vergüenza y despecho que su infidelidad había sido descubierta, y pasó revista a las circunstancias que pudieron haber motivado el tal descubrimiento. ¡Ah!, las indiscreciones de Joaquín Pez, la falta de prudencia... Bien conocía ella que el viudito no era hombre para guardar secretos.
Palabra del Dia
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