Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Abrid la historia de las pasadas sociedades; leed al filósofo crítico más reverendo, y le veréis mientras se jacta de haber dado ensanche al patrimonio ruin de la inteligencia que heredó de sus mayores, lamentarse de los locos extravíos de la de sus hijos. Y cuando á los nuestros entreguemos mañana el imperio del mundo, palparemos más evidente esta verdad.
Ellis, que puesto que se hace predicar á Dimmesdale el sermón de la elección el año en que falleció el Gobernador Winthrop, es claro que Dimmesdale personifica también al Reverendo Tomás Cobbett, vecino de Lynn, que fué realmente quien predicó dicho sermón en el referido año; y agregó que deseaba defender su memoria de cualquier sospecha que pudiesen abrigar los que, como él, hubieran creído que Dimmesdale era simplemente una máscara bajo la cual se ocultaba Cobbett, el verdadero predicador de aquella época.
Pero dejemos á un lado ejemplos y comparaciones, que pueden tomar ciertos visos y vislumbres de murmuración, y sigamos al P. Jacinto, y penetremos con él en casa de Doña Blanca, donde tan difícil era entrar para el vulgo de los mortales. Merced á la autoridad del reverendo, y siguiéndole invisibles, todas las puertas se nos franquean. Ya estamos en el salón de Doña Blanca. Clara borda á su lado.
Todos llegarían apresuradamente, dando tumbos y tropiezos, y dirigiendo con espanto y horror las miradas hacia el tablado fatídico. ¿Y á quién percibirían allí á la luz rojiza de la aurora? ¡Á quién, sino al Reverendo Arturo Dimmesdale, medio helado de frío, abrumado de vergüenza, y de pie donde había estado Ester Prynne!
El atemorizado lego salió de puntillas, cerrando tras sí la puerta, que se abrió algunos momentos después para dar paso á un monje, corto de estatura, robusto de cuerpo y cuya imperiosa mirada acentuaba la expresión severa del semblante. ¿Me habéis llamado, reverendo padre? Sí, hermano Maestro.
Mañana oficiará el reverendo obispo do Mechoacán, y por la tarde habrá procesión, á que asistirá la Cofradía del Paso, la del Santo Sudario, y también irán los niños del Hospicio. ¡Ay, don Gil! exclamó con acento de profundísimo desconsuelo María de la Paz, ¿Cómo se atreven á sacar los santos á la calle con estas cosas?
Antes de que Ester hubiera podido darse cuenta de lo que pasaba, y considerar lo que podía hacerse en vista de este nuevo é inesperado aspecto del asunto, se oyeron los sones de una música militar que se acercaba por una de las calles contiguas, indicando la marcha de la procesión de los magistrados y ciudadanos en dirección de la iglesia, donde, de acuerdo con una antigua costumbre adoptada en los primeros tiempos de la colonia, el Reverendo Señor Dimmesdale debía predicar el sermón de la elección.
Y cómo habéis hallado á ese santo varón, el apóstol Eliot? Pero me parece, mi querido señor, que estáis pálido; como si el viaje al través de las selvas hubiera sido muy penoso. ¿No necesitáis de mi auxilio para fortaleceros algo, cosa de que podáis predicar el sermón de la elección? No, creo que no, replicó el Reverendo Sr. Dimmesdale.
El Reverendo P. F. Antonio Llenzor, Lector Jubilado y Guardián del Convento de Jesús, de San Francisco de Asís. El Reverendo P. Presentado Fray Juan Llobera, Comendador que fue del Convento de la Merced. El P. Gabriel Ferragut, de la Compañía de JESUS, Lector que fue de Teología y Calificador del Santo Oficio. A Catalina Bonnin, mujer de Rafael Augustín Pomar, alias Xotento.
A Belarmino le gustó la voz expeditivo, y la almacenó en la memoria, a fin de meterla en la horma, ensancharla y darle un significado espacioso, nuevo y conveniente. ¿Da usted su palabra? pidió el Padre Alesón. Sí, señor reverendo. Y que sea lo que Dios quiera. Que me place oírle esa expresión devota: que sea lo que Dios quiera. Dios querrá lo mejor. Hasta mañana, amigo mío.
Palabra del Dia
Otros Mirando