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Actualizado: 20 de junio de 2025


A los postres tenía las mejillas encendidas; los ojos, aquellos ojos incomparables, brillaban con fuego dulce y malicioso. Crean ustedes que mi mujer estaba guapísima en tales momentos. Tomábamos un coche y nos íbamos de paseo al Retiro. No quisiera marcharme de aquí me decía alguna vez . ¡Qué feliz soy! ¿Más que en el convento? le preguntaba riendo.

Que presente, pues, las pruebas; que las presente dijo conteniendo mal su cólera por respeto al rey, Lerma ; entre tanto, señor, yo me retiro á mi hogar, y dejo el honroso puesto que vuestra majestad me ha dado.

Por aquel escabroso camino, en que sólo nos restaba que andar algunos pasos, llegó Carlos V á su final retiro el día 3 de Febrero de 1557, y por el propio sendero pasó su cadáver, después de haber yacido allí algunos años, para ir á continuar su sueño eterno en el panteón de El Escorial.

Los labios de Eppie se pusieron a temblar un poco al decir las últimas palabras. Se retiró otra vez tras de la silla de su padre, le pasó el brazo alrededor del cuello, mientras que Silas, reprimiendo un sollozo, tendía la mano para oprimir la de su hija.

Entre los paseos de Madrid, intramuros, su renombradísimo Prado, su inmensa calle de Alcalá, cubierta de alamedas en gran parte, y su laberinto y parque de la Fuente Castellana, tienen sin disputa la preeminencia; sin contar los hermosos jardines Botánico y del Retiro.

A los pocos días de la partida de estos amigos, abandonó su retiro de Cádiz para ir a Jerez. Le llamaba un moribundo, un camarada de los buenos tiempos. El señor Matacardillos, el dueño del ventorro del Grajo, se moría definitivamente.

Durante muchos años, desde que se retiró Fray Miguel al claustro hasta mucho después, el completo menosprecio del mundo, o sea del linaje humano en general y de su pueblo en particular, había estado en perfecta consonancia con el menosprecio de mismo que Fray Miguel sentía, de donde resultaba una tranquilidad fúnebre.

En el entreacto Jacques, a quien un trabajo urgente llamaba a casa, se retiró, seguido del vizconde, que se fue al círculo a jugar su indispensable partida de bésigue. La señora de Aymaret debía acompañar a Beatriz a su domicilio al concluir el espectáculo.

Y una de las cosas en que más este caballero mostró su prudencia, valor, valentía, sufrimiento, firmeza y amor, fue cuando se retiró, desdeñado de la señora Oriana, a hacer penitencia en la Peña Pobre, mudado su nombre en el de Beltenebros, nombre, por cierto, significativo y proprio para la vida que él de su voluntad había escogido.

Según la indicación, que se hace al terminar, fué escrito de orden superior, y se representó por vez primera, ante el Rey y la Reina, en el teatro del Buen Retiro. «¡Cuán grande es la harmonía dice Malsburg, de este idilio de Narciso! ¡Es una ópera en palabras! El placer de la música lo sentimos, al oirla sin acompañamiento instrumental alguno.

Palabra del Dia

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