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Actualizado: 2 de julio de 2025


Así estuvimos esperando los primeros resplandores del alba, antes de emprender nuestra ruta por los elevados desfiladeros de la montaña, cubierta de nieve en polvo, revuelta por el viento norte, allanando los senderos y llenando los surcos.

Estaba pálido, su fisonomía ligeramente alterada por el cansancio o rejuvenecida por los resplandores apasionados de otra época, recobraba poco a poco su edad, su expresión peculiar y su aspecto de gran serenidad. El día avanzaba a medida que la paz de los recuerdos se establecía también en su rostro.

Del cuello pendíanle sartas de perlas, cadenas de oro con docenas de sortijas enhebradas, que esparcían al moverse mágicos resplandores. La túnica y el delantero del manto iban chapados de relojes de oro prendidos con alfileres, pendientes de esmeraldas y brillantes, sortijas con piedras enormes cual guijarros luminosos.

Sin gran predilección ni por los unos ni por los otros, les presta y vuelve á tomarles la electricidad, la luz, extrayendo ese fuego de chispas y ese infinito de pálidos resplandores que, hasta bajo las noches polares, constituye su magia siniestra.

Apenas hubo pisado las baldosas del pavimento, sintió en el rostro la caricia fría y un tanto pegajosa de aquel ambiente de bodega subterránea. En el templo todavía era de noche. Arriba, las vidrieras de colores de los centenares de ventanas que, escalonándose, dan luz a las cinco naves, brillaban con la luz del amanecer. Eran como flores mágicas que se abrían a los primeros resplandores del día.

Con esta fe, y con las otras dos consoladoras y divinas virtudes que de ella nacen, doña Inés iluminaba el mundo, hermoseándolo con celestiales resplandores.

De esos resplandores furtivos en el alma impenetrable de mi amada me queda un temor lleno de atractivo y como un deslumbramiento doloroso. Elena al Padre Jalavieux. Septiembre. Otra vez ya, mi buen señor cura. Debe usted de pensar que me doy demasiada importancia y que invado un poco su descanso. Pero ¿es mía toda la culpa? ¿No me anima mucho la bondad de usted?

No les duró mucho el regocijo, porque oyeron el reloj de la Puerta del Sol dando las diez, y ambas mudaron súbitamente la expresión de su rostro. «Las diez, ya veremos si viene dijo Guillermina, que aún conservaba resplandores de alegría en su cara . Prometió venir; pero esa palabra no debe de ser tan de fiar como la de Manolo».

En plata, lector: la costurera me infunde cierto respetillo, y no quiero echar sobre mi conciencia el compromiso de hacer su retrato. Por mi parte, estoy á cubierto de sus iras con decirle, en un lance apurado: Tu es auctor. Está apagando el sol el último de sus resplandores, y corre un gris de todos los demonios.

Grandes, anchos, con largas cejas que no dejaban nunca aparecer un punto brillante, velados de un azul sombrío que les prestaba el indefinible color de las noches del estío, aquellos ojos enigmáticos se delataban sin luz y todos los resplandores de la vida se concentraban en ellos para no brillar más.

Palabra del Dia

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