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Actualizado: 24 de mayo de 2025
Déjela usted que se repose. No me la inquiete. Seamos buenos amigos, mejores amigos que nunca; pero nada más. Hoy menos que nunca puedo yo resignarme a no ser más que buen amigo de usted. Esa necesidad de reposo que usted me dice que siente me parece fingida. Cuando el cuerpo, que es mortal, está brioso y floreciente ¿cómo quiere usted que crea yo que el alma está fatigada?
Resígnate, resígnate, y tengamos conformidad exclamó la hija, hecha un mar de lágrimas. No puedo, no me da la gana de resignarme. Esto es un robo.... Envidia, pura envidia. ¿Qué tiene que hacer Valentín en el cielo? Nada, digan lo que dijeren; pero nada.... Dios, ¡cuánta mentira, cuánto embuste!
Todo lo que pido es que me hable usted francamente para saber si debo esperar ó resignarme. Diga Usted sí, y vamos juntos á ver á mi padre y á que yo abrace á su madre de usted con todo mi corazón. Diga usted no, y mañana parto, para que no me vea usted llorar. Maud ofreció su mano y Jacobo la vió pálida, en la clara noche, y con los ojos brillantes de emoción.
Y tendió la carta. Chico, este papel es una sopa. Se ha corrido la letra y no puedo leer. ¡Pluguiera a Dios cegarme, antes de haberla yo leído! Pero ya, ¿qué he de hacer? ¡Ah! Resignarme y perdonar la mano que me ha herido. Apuraré esta copa hasta las heces, y leeré la carta por dos veces. Y leyó la carta a la duquesa.
Lautrec se marchaba al día siguiente y no podía resignarme a dejárselas. ¿Qué decían esas cartas? Frases de novela... esas tonterías sentimentales, sin sinceridad, que divierten a la frivolidad de las mujeres... ¡Qué castigada estoy por aquella pueril vanidad!... ¿Las tiene Lautrec? No... Me las ha devuelto. ¿No dice usted que no estaba en su casa?
He tenido que resignarme a elegir, aceptar los únicos placeres de que este mundo dispone...; después de haber soñado con amores extraordinarios, he tenido que contentarme con un vulgar..., pero, no hay otros, porque hay que responder a nuestro destino, y el destino de una mujer es amar y ser amada... ¡Esto es todo, querida! ¿Qué quieres?
«Es preciso averiguar si realmente ha muerto Rumblar... ¿Entrará al fin Inés en la familia de su madre? ¿La perderé para siempre? ¿Debo reírme de mi necia y ridícula aspiración? ¿Un hombre como yo puede subir a tanta altura? ¿La misteriosa obscuridad de los tiempos venideros ocultará alguna cosa que destruya este nivel espantoso? ¿Puedo esperar o resignarme desde ahora, bendiciendo la mano de la Providencia que me arroja en el polvo de donde nunca debí intentar salir?»
No lo sé. Hice esfuerzos sobrehumanos por cobrarle amor, y no lo he conseguido. ¿Y ahora te acuerdas de eso? ¿Un mes antes de casarte? Vamos, Gonzalo, a ti hay que darte una carena en la cabeza. Es una atrocidad... lo comprendo... pero yo no puedo resignarme a ser desgraciado toda la vida.
Palabra del Dia
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