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Actualizado: 23 de junio de 2025
Nunca me he dado á la poesía, y en cuanto hoy miro veo redondillas castellanas. Vamos al presunto presidente. Monsieur Col, el hombre grueso, De presidente saldrá, Y de este modo tendrá Verdura todo el Congreso. A los veinte pasos del retrato del señor Col, vimos venir como una procesion de hombres, en el momento de desembocar de la calle de Provenza.
1-176 Redondillas 177-260 Romances. 261-296 Redondillas. 297-372 Romances. 373-704 Redondillas. 705-744 Décimas. 745-824 Redondillas. 825-914 Romances. The redondilla is composed of four verses of seven or eight syllables each, the first verse riming with the fourth and the second with the third.
Ocupada ya Gelarda de la melancolía, empieza á delirar, y dice que ve á Jesu-Christo en el Huerto sudando sangre, ú vé á la Virgen Santísima, que se le aparece en su gloriosa Asuncion, y le dice estas, ú las otras cosas; y si la fantasía está muy caliente, tal vez dice que le da coplas y redondillas para que las cante.
Y lo pensaba como lo decía. Todas las noches antes de dormir se daba un atracón de honra a la antigua, como él decía; honra habladora, así con la espada como con la discreta lengua. Quintanar manejaba el florete, la espada española, la daga. Esta afición le había venido de su pasión por el teatro. Cuando trabajaba como aficionado, había comprendido en los numerosos duelos que tuvo en escena la necesidad de la esgrima, y con tal calor lo tomó, y tal disposición natural tenía, que llegó a ser poco menos que un maestro. Por supuesto, no entraba en sus planes matar a nadie; era un espadachín lírico. Pero su mayor habilidad estaba en el manejo de la pistola; encendía un fósforo con una bala a veinticinco pasos, mataba un mosquito a treinta y se lucía con otros ejercicios por el estilo. Pero no era jactancioso. Estimaba en poco su destreza; casi nadie sabía de ella. Lo principal era tener aquella sublime idea del honor, tan propia para redondillas y hasta sonetos.
Acomode los versos con prudencia A los sujetos de que va tratando. Las décimas son buenas para quejas; El soneto está bien en los que aguardan; Las relaciones piden los romances, Aunque en octavas lucen por extremo; Son los tercetos para cosas graves, Y para las de amor las redondillas.
Para las redondillas y quintillas, sobre todo, cuando comprenden antítesis, rasgos epigramáticos y juegos de ingenio, la locución es algo más reposada, y sin embargo, la rapidez con que esto se hace es siempre grande, sobre todo, cuando sirve para indicar el progreso de la acción.
También para el diálogo, cuando sólo es una continuación de la fábula, usa Calderón el romance con más frecuencia que sus predecesores. Juntamente con él emplea de ordinario redondillas, quintillas, décimas, octavas, silvas y sonetos. En cuanto á los tercetos, por lo que nosotros conocemos, sólo se observan una sola vez al principio de El Príncipe constante.
Es error muy general confundir los romances con las redondillas, siendo en realidad tan distintos, y caracterizando á los primeros su especial versificación, que consiste en el acorde ó asonancia de cada dos versos, por largos que sean, al paso que las segundas forman cuatro versos de rima perfecta, en esta forma: 1 2 2 1.
Los entremeses están escritos en prosa y verso, y en este último caso en redondillas, romances ó silvas, aunque en la forma obedezcan á muy diversos principios de los seguidos en las comedias ó autos, careciendo de elevación poética, y diferenciándose muy poco de la conversación vulgar.
»Los Italianos usan en la Comedia versos sueltos, ya enteros, ya rotos; mas, a mi ver, nuestras redondillas son las mas aptas que se pueden hallar, por ser de verso tan suave como el Toscano, si bien respeto de su brevedad, recibe poco ornato. Sō pocas assi mismo las consonancias: lo que no sucede en octava, ó estancia de cancion.
Palabra del Dia
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