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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Con tal motivo recordamos allí nosotros las muchas familias españolas que tienen apellido irlandés, como descendientes de emigrados de aquella isla establecidos en nuestro suelo, y algunos de cuyos individuos figuran noblemente en la historia de España.

Apenas sirvieron la sopa, se dejó oír el himno de D. Gaspar. Comenzaba por una especie de recitado de notas lúgubres, prolongadas, ejecutado por un tenorete, ebanista de oficio. Decía, si no recordamos mal: «Peñascosa, triste ayer, Hoy venturosa, Sacude la apatía en que vivió, Y se lanza al progreso entusiasmaaaada Y se laaaanza al progreso con ardor

Eugenio Surín, por su parte, predicaba abiertamente la guerra de razas; y en una ocasión, que recordamos perfectamente, se interrumpió en medio de uno de sus discursos incendiarios, para decir que no podía continuar en el uso de la palabra, porque el cuello de la camisa, por ser blanco, le asfixiaba.

Esta circunstancia es más importante de lo que parece, si recordamos que la danza desempeñaba papel principal en el drama griego, y que contribuyó á su perfección, formando después en su edad de oro parte suya esencial.

Si recordamos también que esta tragedia es siempre una de las mejores del teatro francés, nos admiraremos de que tanta pobreza haya subyugado más tarde á los españoles, para despreciar las riquísimas flores de sus dramas nacionales. Será curioso, sin duda, examinar más profundamente los defectos de la tragedia de Corneille.

Después, y sucesivamente, fué pasando por los estados de rematante de la carne, de los artículos de beber y arder, de tratante en paños y bayetas, recaudador de contribuciones, síndico del ayuntamiento, administrador de correos, alcalde y no recordamos si algún otro cargo más.

Nosotros recordamos con un poco de estupor los preceptos artísticos de D. Alberto Lista, a los cuales ciñóse estrictamente, tal vez sólo por devoción personal al maestro, hasta en las postreras regias salutaciones que trazó su mano senil venerable.

Aparte la perfecta imitación de lo natural, el rasgo distintivo de este lienzo es cierta mezcla de vigor y elegancia, de majestad y gallardía que hace profundamente simpático al modelo: aun ignorando quién sea el retratado, se comprende que debe de pertenecer a la categoría de mimados por la fortuna y puestos por ella en la cumbre de las grandezas sociales, alguien hecho a la magnificencia y regalo de los palacios, un poderoso a quien la felicidad ha protegido; porque continente, apostura, gesto, todo es propio de gran señor: y sabiendo que es Felipe IV de Austria, bajo cuyo cetro no hubo desgracia que no nos viniera encima ni mengua que le sacase de su culpable apatía, cuando recordamos que es aquel Rey falto de empuje para cuanto no fuese disponer fiestas y cortejar mujeres, aún es mayor el asombro que causa su imagen así trazada, porque, antes que soberano incapaz, parece padre de un pueblo a quien con su sabiduría hace dichoso.

Cuando se nos presenta un absurdo de esta naturaleza, recordamos desde luego el principio de contradiccion; «esto no puede ser, decimos; pues seria y no seria á un mismo tiempo.» ¿Por qué es imposible un triángulo circular? porque á un mismo tiempo, seria y no seria triángulo.

Lope emplea aquí la palabra mies por follaje; no recordamos haberla encontrado usada, en otros casos, en esta acepción, que los diccionarios no registran. 'empuño', en Parte XXI. Aceptamos la interpretación de Hartzenbusch, 482 b. Véase la nota 108. Cuando, aunque. Vive Dios, de no quitarme. V. nota 16 de El Remedio en la desdicha.

Palabra del Dia

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