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Actualizado: 26 de mayo de 2025


Pues yo no acierto A pensar por qué causa se desprecian De salir con su ingenio á campo abierto. Para qué se embobecen y se anecian, Escondiendo el talento que da el cielo A los que mas de ser suyos se precian? Aqui del Rey: qué es esto? qué recelo, O zelo les impele á no mostrarse Sin miedo ante la turba vil del suelo?

Las cartas cariñosas que enviaba á Canzana no podían infundir semejante recelo. Poco á poco y haciendo justicia al carácter de Demetria se puso á imaginar que si ésta le viese no apartaría de él los ojos, antes le saludaría afectuosamente, si no como amante, al menos como un buen amigo suyo y de sus padres adoptivos.

Padre del cielo, en cuya fuerte diestra Está el gobierno de la tierra y cielo, Cuyo poder acá y allá se muestra Con amoroso, justo, y santo zelo; Si tu luz, si tu mano no me adiestra A salir deste caos, temo y recelo Que como el cuerpo está en prisión esquiva, Tambien el alma ha de quedar cautiva.

La vuelta Garay, con gran recelo Que venga el enemigo con pujanza: Lamentan los cautivos aquel duelo, Y suerte miserable y mala andanza, Al gran Tapui Guazù llega de un vuelo A sale de viejas una danza, La victoria con cantos celebrando, Y la gente vencida lamentando.

Hace una semana que vino y permaneció un par de horas. ¡Pero no es posible que siga abusando de usted de este modo! ¡Si no puedo seguir siendo su amante, puedo, sin embargo, ser siempre su campeón, Mabel! grité lleno de decisión. En adelante tendrá que arreglárselas conmigo. ¡Ah, no! tartamudeó, volviéndose hacia con recelo y temor. No debe usted hacer nada. De otra manera podría él...

Concluyéronse después de algunas contradicciones, y se establecieron con mayor firmeza con el casamiento, que luego se hizo de Leonor hija de Cárlos con Don Fadrique, con que el Reino quedó libre y sin recelo de volver á la servidumbre antigua, y el Rey pacífico señor del estado que defendió con tanto valor.

Se veía cogido por una mujer justamente ofendida y enamorada, y no sabía cómo escapar de sus manos. Apeló, pues, á la fascinación del amor. Pero la condesa estaba ya escarmentada; no le creía, y el asunto iba haciéndose negro para Quevedo. Todo su ingenio se estrellaba contra el recelo de la condesa.

Y así, considerando esto, estoy por decir que en el alma me pesa de haber tomado este ejercicio de caballero andante en edad tan detestable como es esta en que ahora vivimos; porque, aunque a ningún peligro me pone miedo, todavía me pone recelo pensar si la pólvora y el estaño me han de quitar la ocasión de hacerme famoso y conocido por el valor de mi brazo y filos de mi espada, por todo lo descubierto de la tierra.

Mi gratitud es inmensa. Antes de la gratitud, antes de que hubiese motivo para tenerla, ¿por qué ocultártelo? la elegancia de don Jaime, su discreción, su fama de valeroso soldado, la noble gallardía de su persona, todo me inclinaba a quererle bien y mucho; pero el recelo de no ser amada sublevaba mi orgullo, y mi orgullo ha hecho cuanto es posible para ahogar esta inclinación naciente.

El P. Camorra que tantas veces había descrito en el púlpito de Tianì las torturas y sufrimientos del infierno mientras se reía para sus adentros de las miradas aterradas de las pecadoras, se tapó la nariz; y el P. Salví, el mismo P. Salví que había hecho en el día de difuntos una fantasmagoría de las almas del Purgatorio, con fuegos y figuras iluminadas al transparente, con lámparas de alcohol, trozos de oropel, en el altar mayor de la iglesia de un arrabal para conseguir misas y limosnas, el flaco y silencioso P. Salví contuvo su inspiracion y miró con recelo aquel puñado de cenizas.

Palabra del Dia

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