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Actualizado: 13 de julio de 2025
Prorumpió entónces Micromegas en estas razones: Ya veo que nunca se han de juzgar las cosas por su aparente magnitud.
La demás gente quisiera ponerlos en paz, mas no pudo, porque decía el vizcaíno en sus mal trabadas razones que si no le dejaban acabar su batalla, que él mismo había de matar a su ama y a toda la gente que se lo estorbase.
»Tengo un capricho, y le llamo capricho porque sería prolijo exponer aquí las razones en que se funda: tengo el capricho de que usted, con plena libertad, sin que nadie influya con sus consejos en favor o en contra, decida de mi suerte, desdeñándome o favoreciéndome. »Así, pues, esta declaración mía es un secreto para todos, incluso para su señora hermana de usted, doña Beatriz.
Beruete, fundándose en razones que no carecen de fuerza como la desproporción entre la silla y la figura que antes, dice, debía de ser menor, y la ejecución de la cabeza, que atribuye a Mazo, comparte la opinión de Justi.
En verdad que no es este el punto de vista mejor para hablar de la Santa; pero yo apenas puedo tomar otro. No hay método además que no tenga sus ventajas. Para las personas piadosas es inútil que yo me esfuerce. Por razones más altas que las mías, comparten mi admiración.
Todas estas razones que entre los dos pasaban oyó el mozo de mulas junto a quien don Luis estaba; y, levantándose de allí, fue a decir lo que pasaba a don Fernando y a Cardenio, y a los demás, que ya vestido se habían; a los cuales dijo cómo aquel hombre llamaba de don a aquel muchacho, y las razones que pasaban, y cómo le quería volver a casa de su padre, y el mozo no quería.
Esto es hablar para no decir nada dije a Genoveva, devolviéndole la carta. No replicó la de Ribert, es el lenguaje de un amable egoísta... La belleza y la bondad del celibato son la eterna canción de los que rehuyen las cargas de una familia. Se pueden encontrar mejores razones... Empiezo la otra exclamó Genoveva. No nos detengamos en el egoísmo. «X. Y. Z. a la señora...
Para expresar esta sucesion puramente intelectual, empleamos la idea de tiempo; y hé aquí una de las razones que justifican el empleo de esta condicion aun en el órden puramente ideal.
Prorumpió en amargas quejas contra el hombre de estado; vertió lágrimas; se lamentó amargamente de que hubieran negado á su marido un cargo á que podia aspirar por su cuna, y de que le hacian acreedor sus heridas y servicios; y habló con tanta energía, se quejó con tal gracia, desvaneció con tal maña los reparos, con tal eloqüencia esforzó sus razones, que no salió del gabinete hasta haber conseguido la fortuna de su marido.
Ya en estas razones últimas se había agradecido al sueño el tal Don Cleofás, dejando al compañero de posta como grulla de la otra vida, cuando un gran estruendo de clarines y cabalgaduras le despertó sobresaltado, recelando que se le llevaba a otra parte más desacomodada el que le había agasajado hasta entonces; pero el Diablillo le sosegó, diciendo: No te alborotes, don Cleofás; que, estando conmigo, no tienes que temer nada.
Palabra del Dia
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