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Actualizado: 8 de junio de 2025
A rectificar, como dicen en las Cortes indicó Salomé en un arrebato de amabilidad repentina é inexplicable que no pudo contener; amabilidad rarísima en ella y que era sin duda signo de una gran agitación. El buen humor de la segunda ruina era siniestro.
Los pocos pasajeros a quienes tan ruda jornada había tocado, éramos, como creo haberlo dicho ya, el profesor suizo, un joven de Bogotá, García Mérou y yo. Además, venía una rarísima mujer, colombiana, de buena familia, pero que en Francia habría pasado por tener una colección de arañas au plafond.
El cual no se dio cuenta de aquella caída brusca desde las grandezas de pensionista a la humildad del asilado. El patio es estrecho. Se codean demasiado los enfermos, simulando a veces la existencia de un bendito sentimiento que rarísima vez habita en los manicomios: la amistad. Aquello parece a veces una Bolsa de contratación de manías. Hay demanda y oferta de desatinos. Se miran sin verse.
El curioso observa cómo el sentimiento de lo pintoresco, el instinto comercial y la previsión higiénica han determinado la formacion uniforme de todas las poblaciones del trayecto. Rarísima es la villa ó ciudad, grande ó pequeña, que no reposa sobre la margen de un rio, al pié ó en la falda de una ó mas colinas que la defienden de los vientos helados y violentos del este.
La suerte próspera ó adversa, rarísima vez depende de una causa sola; complícanse por lo comun varias, y de órden muy diverso; pero como no es fácil seguir el hilo de los acontecimientos al traves de semejante complicacion, se señala como causa principal, ó única, lo que quizas no es otra cosa que un suceso determinante, ó una simple ocasion. El aborrecido.
Aquí todo el tiempo que le sobraba de las tareas del estudio lo daba á Dios, y rarísima vez á los hombres, porque usaba muy poco de su conversación, y esto solamente cuando lo pedía la obligación.
Dos golpecitos dados en la puerta las sorprendió a ambas. ¿Quién es? preguntó la señora. ¿Te estás vistiendo, Clementina? se oyó de fuera. Era la voz de su marido. La sorpresa de la dama no disminuyó por esto. Osorio subía rarísima vez a su cuarto estando ella sola. Sí; me estoy vistiendo. ¿Hay gente abajo? Los de siempre: Lola, Pascuala y Bonifacio.... Es que tengo que hablar contigo.
Dignos son el uno del otro y como hechos para saborear esa felicidad rarísima: el amor en el matrimonio. Esta felicidad yo se la habré dado y al menos tendré una acción buena en mi existencia inútil. Me consolaré en mi soledad pensando que ellos son felices y, aunque delgadísimo, esto será un lazo de unión entre mi hijo y yo.»
Villavicencio quiere prenderle a usted; pero no permito que tan buen caballero caiga en manos de la justicia. Ofrecile el brazo y anduvimos despacio. Yo no decía nada. Caballero prosiguió . ¡Oh, cuánto me complazco en dar a usted este nombre! La hermosa palabra rarísima vez tiene aplicación en esta corrompida sociedad. No le contesté.
Rarísima vez se daba el caso de que ella le hiciese una caricia; para obtenerla, tenía Maxi que echarle memoriales, y lo que lograba era como limosna. Es que Fortunata no servía para cortesana, y sus fingimientos eran tan torpes que daba lástima verla fingir. El joven farmacéutico tenía momentos de horrible tristeza, y cavilaba mucho.
Palabra del Dia
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