Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 8 de junio de 2025


Más de una vez mientras las leía creyó alcanzar a ver que alguien se asomaba por la puerta de la sala y así era en efecto, pues cuando acababa de leer la última levantó de pronto la vista y vio en la puerta a Ramona. ¿Qué quiere, Ramona? le preguntó.

El aislamiento y el alcohol aceleraron el proceso de su agotamiento moral y cuando un resto de luz iluminaba su cerebro haciéndole mirar hacia atrás con vergüenza o hacia adelante con miedo se consolaba pidiendo un mate a Ramona o bebiendo otra copa de cognac para reír en seguida como un luchador que se conquista un triunfo.

Fue bien recibida la instancia, y hasta bien hablada la respuesta; súpolo el tío de Ramona, gustole el intento de su pretendiente, y aun le hizo saber que su sobrina contaba con una buena dote que le daría él, lo cual no desagradó a Santiago, hasta por lo mismo que lo ignoraba; y con la sola condición de que éste, y «por el bien parecer», cambiara de domicilio hasta que el casamiento se efectuara, quedó arreglado y convenido para muy luego.

No sentó bien a la Mazacán aquel familiar Isabel, y como no tenía sobre sus tierras hipoteca ninguna de la banquera, la contestó recalcando mucho el nombre de pila de esta: Por eso tengo la seguridad de que a nadie calumnio, mi señora doña Ramona...

Como usted disponga, don Melchor; pero quién sabe si a la señora le gusta que esté aquí... ¡Que no! Si Ramona es una mujer limpia. Ya empieza a darte trabajo esa mujer dijo Lorenzo. ¡Ninguno! replicó Melchor. Nosotros si que vamos a darle trabajo: la haremos nuestra sirvienta, y nos tenderá las camas mejor que José, para lo que no se necesita mucho.

Baldomero dirigió a Ramona una mirada que era una indicación de alejarse, como lo hizo, y mientras Melchor se paseaba nerviosamente por delante de él le dijo, en tono humilde y tímido: Me dice don Lorenzo que se van... ¿Y...? ¡Qué se vayan! contestó Melchor casi gritando. Yo pensaba que no se iban a ir todavía, don Melchor. ¡Piense lo que le la gana! ¿Entiende?...

Mi deseo era más poderoso, porque tenía un incentivo más picante que la pimienta: conocía yo que Ramona gozaba, gozaba como una loca en la refriega.

Tome asiento, don Melchor. ¡Pero cuánto gusto de verlo!... ¿Y solo ha venido? Ya le dije, Ramona: solo; mis compañeros quedaron en la estancia algo doloridos porque ayer anduvieron mucho a caballo. Así es... bueno, cuando no hay la costumbre... ¿Y usted no? ¡Ya ve: me he venido de un galope; mire por la puerta cómo ha sudado el zaino!

...y cuando venga la familia podrá ganar un sueldito ayudando en la casa. ¡Bueno, que si Anastasio no bebiera!... porque todo es la bebida, señor... La bebida o lo que sea... usted no debe dejarse maltratar. Si hasta ha querido llegar a matarme... dijo Ramona derramando algunas lágrimas. Ya ve, pues, no, es preciso que usted abandone a este hombre que, al fin y al cabo, ¿qué le da?...

Un poco más enjuto y encanecido don Santiago, y menos entregada a su vicio calcetero la indestructible y petrificada doña Ramona.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando