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Actualizado: 6 de junio de 2025
La apariencia del saber se nos ofrece siempre, nó como un hecho puramente subjetivo; es decir, que cuando creemos conocer, creemos conocer algo en nosotros ó fuera de nosotros, segun las materias de que nos ocupamos; suponiendo pues que el fenómeno del conocimiento sea puramente subjetivo, y que se convierta á sí mismo en objetivo, tendremos que nos inducirá de continuo en error; adoleciendo la razon humana de un vicio radical que la obligará á mirar estos fenómenos como medios de percibir la verdad, cuando solo serán perennes manantiales de engaño.
Esto le pareció en seguida peligroso y feo, y alquilaron un cuarto en la calle del Caballero de Gracia, un entresuelo pequeñito que amueblaron con elegancia. La vida de Raimundo experimentó un cambio radical. De aquel retiro absoluto en que vivía, pasó súbito al bullicio del mundo aristocrático; teatros, bailes, comidas, carreras de caballos y partidas de caza.
Cuerpo que el hidalgo tomaba en sus manos casi nunca volvía a los estantes. ¿Para qué? ¡Le quedaban tan pocos años de vida! Los ataques de gota se repetían, cada vez más próximos, y un mal oculto y febril le iba desecando el húmedo radical y rebutiendo los hipocondrios.
Primitivamente, sin duda, se daba este nombre tan sólo á los que hoy lo llevan en aquella isla, pero su empleo en tres lenguas filipinas nos demuestra que el radical ngian tenía en todas esas lenguas un sentido hoy olvidado.
Y a estas mujeres una docena escasa que forman la base de todos los cabarets que se inauguran en Madrid y que son siempre las mismas en el espacio, ya que no puedan serlo en el tiempo es a las que se debe esta transformación radical que se ha operado en nuestras costumbres. Gracias a ellas, uno puede entrar hoy de noche en cualquier café sin revólver, llave inglesa ni bomba de mano.
Profesiones de Antaño Tan radical ha sido la transformación experimentada en la vida pública ó privada de los españoles durante el espacio de cuatro siglos, que, cuesta hoy trabajo creer en la existencia de algunos.
Su carácter sufrió un cambio radical: mostrándose afectuoso con su madre y con Benina, resignábase a no tener más dinero que el poquísimo que le daban, y hasta en su lenguaje se conocía el trato de personas más honradas y decentes que las de antaño. Esto fue parte a que Doña Paca le concediera el consentimiento, sin conocer a la novia ni mostrar ganas de conocerla.
Desde entonces todo el mundo se acordaba de aquel incidente, y en cuanto veía al viejo, le preguntaba: «Bueno, ¿qué hay de las reformas?» Y todos le consideraban un hombre muy radical... ¿Y él, Krilov? Cuando bebía una copa de más, se dormía, o empezaba a llorar y abrazaba a todo el mundo. Una vez abrazó hasta al criado.
Cuando Krilov salía ya, oyó al portero despedirle con estas palabras: ¡Atajo de gandules! «¡Canalla!» contestó mentalmente Krilov, acelerando el paso y buscando con la vista un coche. ¡En seguida, a casa! De pronto recordó que tenía su diario, y que en tal diario había escrito en cierta ocasión hacía mucho tiempo, cuando era aún estudiante algo muy radical, atrevido y bello.
Estas palabras, que repentinamente cambiaban de un modo tan radical la situación, dejaron atónitos a mis amos; después una viva alegría sucedió a la anterior tristeza, y, por último, cuando la fuerte emoción les permitió reflexionar sobre el engaño, me interpelaron con severidad, reprendiéndome por el gran susto que les había ocasionado.
Palabra del Dia
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