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Actualizado: 14 de junio de 2025
Que matas a los profetas, y apedreas a los que son enviados a ti, ¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina sus pollos debajo de sus alas, y no quisiste! 1 Y aconteció que entrando en casa de un príncipe de los fariseos un sábado a comer pan, ellos le acechaban. 2 Y he aquí un hombre hidrópico estaba delante de él.
ELVIRA. ¿Quiéreslo ver? Anoche, Tello, me viste; Pues tan presto me quisiste, Que apenas consideraste Qué fué lo que deseaste: Que es en lo que amor consiste. Nace amor de un gran deseo; Luego va creciendo amor Por los pasos del favor Al fin de su mismo empleo; Y en ti, según lo que veo, No es amor, sino querer Quitarme a mí todo el ser Que me dió el cielo en la honra.
Baldomero, de pie en la puerta de su dormitorio, dijo, prendiéndose el tirador que sujetaba sus bombachas y mirando a la tormenta: ¡Ah!... ¡canalla!... no quisiste descargar... ¡Si la seca se afirma... yo no sé qué va a ser!...
Era un idioma desconocido para el erudito clérigo, que sólo sirvió para aumentar la confusión de su espíritu. La niña entonces prorrumpió en una carcajada. ¿Te burlas de mí ahora? dijo el ministro. No has sido valiente, no has sido sincero, respondió la niña, no quisiste prometerme que nos tomarías de la mano á mí y á mi madre mañana al mediodía.
¡Mar, tus olas no se abrieron para tragarme!... ¡Quisiste aquellas vidas y no quisiste la mía!¡Si me tragases, mar, y no arrojases mi cuerpo a ninguna playa!¡Si me sepultases en tu fondo y me guardases para ti!... ¡No me quisiste aquella noche, y soy más náufrago que esos cuerpos desnudos que bailan en tus olas!... ¡Tengo la pobreza y la desnudez y el frío de un náufrago! ¡No sé adonde ir!... ¡Si la muerte tarda, pediré limosna por los caminos!... ¡Y el mar, aquella noche, pudo caer sobre mi cuerpo, como la tierra de la sepultura, y no me quiso!... ¡Ya soy pobre! ¡Todo lo he dado a los monstruos! ¡Mi alma en otra vida, aquella vida de que huyo, también fué un mar, y tuvo tempestades, y noches negras, y monstruos que habían nacido de mí! ¡Ya no soy más que un mendigo viejo y miserable! ¡Todo lo he repartido entre mis hijos, y mientras ellos se calientan ante el fuego encendido por mí, yo voy por los caminos del mundo, y un día, si tú no me quieres, mar, moriré de frío al pie de un árbol tan viejo como yo! ¡Las encinas que plantó mi mano no me negarán su sombra, como me niegan su amor los monstruos de mi sangre!....
Sí dijo Melisa, si lo hubieses preguntado, te hubiera dicho que me iba con la compañía de cómicos. ¿Sabes por qué? Porque no me quisiste decir que ibas a dejarme tú a mí. Yo lo sabía, te oí decírselo al doctor. Yo no iba a quedarme aquí sola con los Morfeo, preferiría morir.
No había podido conseguirlo. «¿Qué quieres? decía don Braulio . Manías del señor mayor. Así iba yo cuando muchacho, y no quiero variar. Así te enamoré; así me quisiste; así te casaste conmigo.» Doña Beatriz no sabía al cabo qué responder; se callaba, y dejaba ir a don Braulio como le daba la gana.
No quisiste hacer caso de sus indicaciones y brusqueaste su resistencia. ¡Muy bien!... Te has portado como un caballero. Cuando estaba más ensimismado, formulando mentalmente estos reproches, oyó una voz de mujer junto a él y vio que un bulto se interponía entre sus ojos medio cerrados y las estrellas del cielo movible extendido sobre el borde de la baranda y el filo del techo.
Ferragut volvería á tierra, aposentándose en el mismo albergo. Continuarían su vida de antes, como si nada hubiese ocurrido. Esta tarde me esperarás en los jardines de la Villa Nazionale... Sí, allí donde quisiste matarme, ¡bandido!...
Palabra del Dia
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