United States or Rwanda ? Vote for the TOP Country of the Week !


Le digo a usted que, a veces, extendiendo la mirada sobre mis vecinos de mesa, cuyos dramas privativos se me presentan al pronto con escénica plasticidad, y elevándome a seguida, y como que a pesar mío, a contemplarlos filosóficamente, sub specie aeterni, como sombras inconsistentes y efímeras, me acomete un escalofrío patético, me dan ganas de llorar y soy capaz de tragarme, sin parar atención y como si fuese un plato de natillas, la empedernida chuleta que me han servido.

Y es que no me acuerdo... ¿podéis vos adivinar?... ¡Cómo! ¡señor! yo no me atrevo á penetrar en la alta voluntad de un rey tan grande como vuestra majestad dijo Quevedo inclinándose profundamente. Pues mirad, don Francisco, hay ocasiones en que yo tengo que tragarme mi voluntad. Y yo con mucha frecuencia las palabras. ¿Y no se os ocurre para qué os podría necesitar yo?

¡Mar, tus olas no se abrieron para tragarme!... ¡Quisiste aquellas vidas y no quisiste la míaSi me tragases, mar, y no arrojases mi cuerpo a ninguna playaSi me sepultases en tu fondo y me guardases para ti!... ¡No me quisiste aquella noche, y soy más náufrago que esos cuerpos desnudos que bailan en tus olas!... ¡Tengo la pobreza y la desnudez y el frío de un náufrago! ¡No adonde ir!... ¡Si la muerte tarda, pediré limosna por los caminos!... ¡Y el mar, aquella noche, pudo caer sobre mi cuerpo, como la tierra de la sepultura, y no me quiso!... ¡Ya soy pobre! ¡Todo lo he dado a los monstruos! ¡Mi alma en otra vida, aquella vida de que huyo, también fué un mar, y tuvo tempestades, y noches negras, y monstruos que habían nacido de ! ¡Ya no soy más que un mendigo viejo y miserable! ¡Todo lo he repartido entre mis hijos, y mientras ellos se calientan ante el fuego encendido por , yo voy por los caminos del mundo, y un día, si no me quieres, mar, moriré de frío al pie de un árbol tan viejo como yo! ¡Las encinas que plantó mi mano no me negarán su sombra, como me niegan su amor los monstruos de mi sangre!....

¿Por qué pensar en tales cosas? dijo la jardinera . Se pone usted malo, y para esto no era preciso que se molestase bajando a verme. Mejor hubiera hecho quedándose en palacio. No; me distraes; encuentro cierto consuelo comunicándote mis penas. Allá arriba me desespero solo, teniendo que hacer esfuerzos para tragarme la rabia.

¿Esas tenemos, señor planeta?... ¿Con que quiere usted tragarme?... Si ese holgazán satélite quisiera alumbrar un poco, ya nos veríamos las caras usted y yo.... Y a fe que por aquí abajo no hemos de ir a ningún paraíso. Parece esto el cráter de un volcán apagado.... Hay que andar suavemente por tan delicioso precipicio. ¿Qué es esto? ¡Ah!