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Un Dios infinitamente perfecto no puede complacerse en engañar á sus criaturas. Esta es la teoría de Descartes y Malebranche: pensadores eminentes que no sabian dar un paso en el órden intelectual sin dirigir una mirada al Autor de todas las luces, que no acertaban á escribir una página donde no pusiesen la palabra Dios.

Juanito llevaba en su bigote cortezas de cacahuet; y a pesar de esto, los dos se sentían en un ambiente ideal y caminaban como si no pusiesen los pies en el suelo.

En cabo de los cuales, paresciéndole al Inca que seria bien dar órden en que se comenzase á poner por obra el fabricar de la ciudad, pareciéndole que ya la tal gente que ansí era llegada habia de descansar el tiempo que le bastase, luego mandó á los caciques que cada uno juntase su gente en cierta campaña é llano é la pusiesen cada uno por , porque les queria repartir á todos ellos la obra que ansí habian de hacer, é dalles la órden que en ello habian de tener.

Principió a hablar lo menos posible, tanto con los de fuera como con los de casa, y a ejecutar al instante cualquier cosa que le suplicaran, lamentándose en su interior de que no se lo mandasen en términos ásperos. Hizo con maña que los criados le sirviesen en la mesa después que a todos los demás y que le pusiesen siempre pan duro en vez de tierno.

Mandó el rey juntar a los discípulos, para que pusiesen en libros la historia y los sermones y los consejos de Buda; y puso a los discípulos a sueldo, para que el pueblo viese juntos el poder del rey y el del cielo, de donde creía el pueblo que había venido al mundo Buda.

Vestido al fin con la elegancia y el lujo que le eran comunes, mandó que pusiesen la cena, y en tanto que venían dos personas a quienes dirigió verbal invitación por conducto de sus criados, paseábase muy agitado en la larga estancia. A ratos me dirigía algunas palabras, preguntas incongruentes y sin sentido; a ratos se sentaba junto a como intentando hablarme, pero sin decir nada.

Aquí dieron algunas señales de temor los Puraxís, porque el enemigo infernal, para desbaratar los disignios del Misionero, había persuadido á los Manacicas pusiesen escondidas en la tierra gran número de puntas de madera durísima; y descubriéndolas los Puraxís, le suplicaron al Padre diese la vuelta, porque si no era evidente el riesgo de quedar muchos heridos é inhábiles para caminar; y cayeron tanto de ánimo, que sólo Dios pudo infundirles valor para pasar adelante.

Estando ya cerca se adelantaron dos cristianos á reconocer la tierra y observar los movimientos de los paisanos, queriendo entrar sin ser sentidos en la Ranchería, para que no se alborotasen ó pusiesen en huida; mas Patozi, el cacique, con sabia advertencia, dijo que era en vano esta diligencia, porque los demonios habían avisado ya á los Maponos, y por medio de ellos á los capitanes.

39 Y les mandó que hiciesen recostar a todos por partidas sobre la hierba verde. 40 Y se recostaron por partidas, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta. 41 Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió a todos los dos peces. 42 Y comieron todos, y se saciaron.

Respondióles resueltamente que por ningun temor que le pusiesen delante dejaria de hacer su viage, y cumplir con obligacion tan forzosa como visitar á Miguel, y quien debia el mismo respecto que al Emperador su padre; que si antes de partir de Grecia para la jornada de Asia no se le daba razon de todos sus consejos y determinaciones, era darle ocasion desavenirse con ellos, cosa de grande incoveniente para la conservacion de todos ellos, que los recelos de María su mujer nacian del amor y temor de perderle, y que pues eran sin otro fundamento no era justo que le detuviese.