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Actualizado: 19 de junio de 2025
Y fue que él se imaginó haber llegado a un famoso castillo -que, como se ha dicho, castillos eran a su parecer todas las ventas donde alojaba-, y que la hija del ventero lo era del señor del castillo, la cual, vencida de su gentileza, se había enamorado dél y prometido que aquella noche, a furto de sus padres, vendría a yacer con él una buena pieza; y, teniendo toda esta quimera, que él se había fabricado, por firme y valedera, se comenzó a acuitar y a pensar en el peligroso trance en que su honestidad se había de ver, y propuso en su corazón de no cometer alevosía a su señora Dulcinea del Toboso, aunque la mesma reina Ginebra con su dama Quintañona se le pusiesen delante.
Murieron muchos, y entre ellos un mozo valiente hijo de George, cabeza de los Alanos. A la mañana volvieron á troparse, y quedaron los Catalanes superiores habiendo muerto más de 300 Alanos; y si no temiera á los vecinos de Cizico, á quien por los malos tratamientos tenian irritados, que no tomasen las armas, y se pusiesen de parte de los Alanos, lo hubieran sin duda degollado á todos.
En su glorioso reinado tomó su país ese vuelo, que hasta el siglo XVII hizo de la monarquía española una de las más poderosas y brillantes de Europa; y como los sucesos políticos importantes tienen tanta influencia en el desarrollo de la cultura y del ingenio nacional, no es extraño que los españoles sintiesen nueva y más vigorosa vida, y se pusiesen al nivel de los notables sucesos de esta época.
Le dijo que tenía encargo de su Gobierno para llevar algunos jóvenes de valer que se pusiesen al frente de las cátedras recién creadas en Santiago de Chile. Si quería venirse, una de ellas sería para él. El sueldo que se le ofrecía era bastante crecido, la posición brillante en un país nuevo y ansioso de instrucción.
Para que esta pulpería estuviese surtida de todo, debería cuidar el factor, por su parte, y hacer que cuidase el mayordomo, de que todo el sebo de las reses, así de las que se matasen en las estancias como en el pueblo, sirviese para velas que se pusiesen allí, como asimismo la grasa de ellas.
Apenas lo supo, mandó que pusiesen las jamugas a la burra, se hizo acompañar en otra burra por su confidenta, y sin que su marido lo notase, se fue por aquellos vericuetos hasta llegar a la casería. Terrible fue la entrevista con la pecadora, a quien echó de allí a pescozones. Debo advertir que en este y otros casos se avivan los celos con poderosas razones económicas.
Metidos en paz, yo les dije que quería aprender virtud resueltamente, e ir con mis buenos pensamientos adelante, y así que me pusiesen a la escuela; pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada. Parecióles bien lo que yo decía, aunque lo gruñeron un rato entre los dos.
Cuando veía una higuera, la llamaba sauce; todos los chopos eran para él cipreses; las gallinas antojábansele palomas y no hubo jilguero ni calandria que él con la fuerza de su fantasía, no trocara en ruiseñor. Más de una vez le oí nombrar Pamela á su criada, y sé que únicamente dejó de llamar Clarisa á su lavandera señá Clara, cuando ésta manifestó que no gustaba de que la pusiesen motes.
Aguardó, pues, hasta el día siguiente, cuando su madre volviese ya de casa de don Andrés después de concluido su trabajo, a la hora en que había citado a don Paco, para que él también hablase a su madre y los tres se pusiesen de acuerdo. Entre tanto, Juanita creyó prudente y decoroso no ver a don Paco, y violentándose, le impuso la condición de que no la buscase ni tratase de verla.
Así como la vi, aunque no podía ver quién la ponía, mostré el papel, como dando a entender que pusiesen el hilo, pero ya venía puesto en la caña, al cual até el papel, y de allí a poco tornó a parecer nuestra estrella, con la blanca bandera de paz del atadillo.
Palabra del Dia
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