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Actualizado: 13 de junio de 2025


Los poetas del Ganges, que conocían exactamente la vida de las bestias, debieron poner la hormiga frente á otro animal. El sabio Fabre, poeta de los insectos, fué el primero que, en nuestra época, escuchando á la cigarra en sus tierras de Provenza, se le ocurrió rectificar con observaciones directas la exactitud de la fábula.

Justamente aquella mañana hacía un tiempo hermoso, pero poco adecuado para rodar por los caminos, demasiado mistral y excesivo sol, un verdadero día de Provenza. Cuando recibí aquella maldita carta había ya elegido mi abrigo entre dos rocas, y soñaba con pasar allí todo el día como un lagarto, inundándome de luz y oyendo cantar los pinos. En fin, ¿qué vamos a hacerle?

Aun no habia transcurrido un siglo desde este hecho glorioso, y ya vemos á D. Pedro 2.º el Católico coronarse y ungirse con magnífico aparato en 3 de noviembre de 1204 en Roma, á donde pasó desde la Provenza con cinco galeras y buena armada de navíos, llevando consigo mucha gente principal de aragoneses, catalanes y provenzales.

En medio de esas dos formaciones orográficas de tan distinto aspecto, demora el opulento valle, cruzado por pequeños afluentes del Ródano, entre ellos el Durance, que le trae las aguas de la poética Provenza. Donde quiera reina el mas esmerado cultivo haciendo del valle una especie de huerto interminable.

Aspecto general. La Provenza Panorama de Marsella Interior de la ciudad. Industria y comercio. Grupos sociales. Mendicidad. El extenso valle del Ródano, encerrado entre los Alpes ó sus ramificaciones y la cadena de áridas montañas de las Cevenas, es una region en extremo interesante y hermosa.

Raimundo Berenguer III, conde de Barcelona, adquirió en 1112 el condado de Provenza y otros territorios de la Francia meridional; su hijo primogénito Raimundo Berenguer IV ciñó en sus sienes las coronas de Aragón y Barcelona, y por último su nieto Alfonso II sujetó á su cetro todo el Aragón, Cataluña y la Provenza . Si su padre favoreció mucho á los poetas, él, desde el principio de su reinado, se declaró su protector y Mecenas.

Pero ante todo debemos ser justos. ¿Podré decir que no hay en Francia gratos lugares y paisajes pintorescos? No; eso seria ó maledicencia ó sandez. Recuerdo que hace algunos años fuí de Montpeller á Marsella, y la Provenza me encantó con sus pequeñas casas, escondidas misteriosamente entre cipreses y palmeras.

Con este objeto, él solía ir cada dos días a su palco, y cuando le era posible al día siguiente pasar algunos instantes al lado de Judit, apoyaba con cierto descuido su cabeza sobre la mano derecha, lo cual quería decir: Iré a la calle de Provenza.

Lector, estos renglones tienen un mérito poco comun en nuestro siglo; tienen la augusta poesía de una lágrima que en este momento cae de mis ojos; una lágrima que pide á Dios por el reposo eterno de mi madre. Allí, en la Provenza, está tambien el hogar, la casa, el rescoldo; la cuna y el sepulcro de los que nacen, viven y mueren en un mismo palmo de tierra.

Nunca me he dado á la poesía, y en cuanto hoy miro veo redondillas castellanas. Vamos al presunto presidente. Monsieur Col, el hombre grueso, De presidente saldrá, Y de este modo tendrá Verdura todo el Congreso. A los veinte pasos del retrato del señor Col, vimos venir como una procesion de hombres, en el momento de desembocar de la calle de Provenza.

Palabra del Dia

rigoleto

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