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Actualizado: 24 de junio de 2025
¡Cómo! ¿Para qué sirve eso? dice el subprefecto, enrojeciendo y, echando con un ademán a aquel pájaro insolente, prosigue a más y mejor: Señores y queridos administrados prosigue a más y mejor el subprefecto. Y he aquí que en aquel momento se yerguen hacia él las flores desde la punta de sus tallos, y le dicen con dulzura: Señor subprefecto, ¿no advierte usted el gratísimo perfume que exhalamos?
Pero por un camino directo no puede haber tantas, si se considera que desde Buenos Aires á Mendoza hay menos de 300 leguas, abriendo algo mas el rumbo desde aquí casi al poniente con muchas sinuosidades; y el Payen, segun el rumbo de la Cordillera, queda al sur de Mendoza. Prosigue el derrotero al sur, costeando la Cordillera hasta el valle de los Césares.
-Di como quisieres -respondió don Quijote-; que, pues la suerte quiere que no pueda dejar de escucharte, prosigue. «Así que, señor mío de mi ánima -prosiguió Sancho-, que, como ya tengo dicho, este pastor andaba enamorado de Torralba, la pastora, que era una moza rolliza, zahareña y tiraba algo a hombruna, porque tenía unos pocos de bigotes, que parece que ahora la veo.»
Capítulo XXXV. Donde se prosigue la noticia que tuvo don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos
El trabajo que todo hombre prosigue con asiduidad, tiende, de ese modo, a volverse un fin por sí mismo, haciéndole salvar de este modo los vacíos sin atractivos de su existencia. La mano de Silas se complacía en manejar la lanzadera, y sus ojos se distraían al ver los pequeños cuadros del tejido completarse bajo sus esfuerzos.
Puestos, pues, todos cuantos había en la venta, y algunos en pie, frontero del retablo, y acomodados don Quijote, Sancho, el paje y el primo en los mejores lugares, el trujamán comenzó a decir lo que oirá y verá el que le oyere o viere el capítulo siguiente. Capítulo XXVI. Donde se prosigue la graciosa aventura del titerero, con otras cosas en verdad harto buenas
Porque el militar contestó el general no es ni debe ser otra cosa que el sostén del trono, el mantenedor del orden y el defensor de su Patria. ¿Estás, sobrino? Pero tío... Rafael le interrumpió la condesa , no te metas en honduras y prosigue tu relación. Obedezco; ¡ah prima!, en el ejército que estuviese a tus órdenes, no se vería jamás una falta de subordinación.
Capítulo XLVII. Donde se prosigue cómo se portaba Sancho Panza en su gobierno Cuenta la historia que desde el juzgado llevaron a Sancho Panza a un suntuoso palacio, adonde en una gran sala estaba puesta una real y limpísima mesa; y, así como Sancho entró en la sala, sonaron chirimías, y salieron cuatro pajes a darle aguamanos, que Sancho recibió con mucha gravedad.
Y luego prosigue la historia diciendo que, en acabando de comer don Quijote, el día que dio los consejos a Sancho, aquella tarde se los dio escritos, para que él buscase quien se los leyese; pero, apenas se los hubo dado, cuando se le cayeron y vinieron a manos del duque, que los comunicó con la duquesa, y los dos se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de don Quijote; y así, llevando adelante sus burlas, aquella tarde enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él había de ser ínsula.
El Magistral deja de mirar a las estrellas, acerca un poco su mecedora a la Regenta y prosigue: Anita, aunque en el confesonario yo me atrevo a hablar a usted como un médico del alma, no sólo como sacerdote que ata y desata, por razones muy serias, que ya conoce usted; a pesar de que allí he llegado a conocer bastante aproximadamente a la realidad, lo que pasa por usted... sin embargo, creo... le temblaba la voz; temía arriesgar demasiado creo... que la eficacia de nuestras conferencias sería mayor, si algunas veces habláramos de nuestras cosas fuera de la Iglesia.
Palabra del Dia
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