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Actualizado: 24 de junio de 2025
Animosa prosigue tu jornada... Bajo el beso del hada de la Historia, tu naciste con alma destinada a ser conquistadora de la gloria! Con un amor ardiente e infinito, enarbola la enseña de la ciencia... En las hojas del libro allí está escrito el poema inmortal: la independencia!
Al cruzar a su lado dirige una mirada distraída al fondo, y chocan sus ojos con otros grandes y lucientes. Siente un estremecimiento eléctrico, vuelve la cabeza con presteza, pero sólo percibe ya la trasera de la silla que se aleja. Tira de las riendas al caballo y la sigue: a los pocos momentos se detiene avergonzado y prosigue su marcha. ¿Sería Fernanda?
Y aún se tenía por dichoso, pareciéndole que aquélla era propia desgracia de caballeros andantes, y toda la atribuía a la falta de su caballo, y no era posible levantarse, según tenía brumado todo el cuerpo. Capítulo V. Donde se prosigue la narración de la desgracia de nuestro caballero
Copia primero la alabanza, escrita en su loor por D. Nicolás Antonio; menciona luego el nuevo arte de hacer comedias, y prosigue de este modo: «Es cosa de ver que el populacho fuese el verdadero y mejor juez de la comedia; y si hubiera de considerarse como mérito del poeta no hacer caso alguno de reglas, y confundir lo más alto y lo más bajo por obtener los aplausos del vulgo, y que no fuese defecto no hacer diferencia alguna entre el zueco y el coturno, ó entre la comedia y la tragedia.
Conocer es crear, y crear conocer. Todo lo anterior es un fragmento de las especulaciones belarminianas. ¡Lo que hace la prolongada actitud sedentaria y el ocio discursivo!... Los filósofos son hombres en cuclillas, incluso el peripato, que, si explicaba paseando, encuclillado edificó su sistema. Prosigue.
Su antigua amada, descontenta de la mudanza de su amante, ha entrado en una banda de ladrones, y cerca de aquél prosigue su vida licenciosa.
-Prosigue, Sancho amigo, y no desmayes -le dijo don Quijote-, que yo doblo la parada del precio. -Dese modo -dijo Sancho-, ¡a la mano de Dios, y lluevan azotes! Pero el socarrón dejó de dárselos en las espaldas, y daba en los árboles, con unos suspiros de cuando en cuando, que parecía que con cada uno dellos se le arrancaba el alma.
Capítulo XIV. Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque Entre muchas razones que pasaron don Quijote y el Caballero de la Selva, dice la historia que el del Bosque dijo a don Quijote: -Finalmente, señor caballero, quiero que sepáis que mi destino, o, por mejor decir, mi elección, me trujo a enamorar de la sin par Casildea de Vandalia.
JOAQUÍN. Me siento atraído hacia usted por una simpatía de artista. Quiero revelárselo a usted misma. Echa a andar, coge su sombrero y se retira, siempre digno y solemne. El trabajo prosigue. De súbito entra Lafripe, una especie de bohemio sin edad, hirsuto, canoso y con la ropa llena de manchas. LAFRIPE. ¡Ustedes dispensen, señoritas! Acaba de marcharse, caballero.
Acostámonos con estas determinaciones. Yo confieso que no pude dormir en toda la noche con el cuidado de lo que había de hacer con el dote. Y lo que más me tenía en duda era el hacer de él una casa o darlo a censo, que no sabía yo cuál sería mejor y de más provecho. Libro Tercero: Capítulo VII: En que se prosigue lo mismo, con otros sucesos y desgracias que le sucedieron.
Palabra del Dia
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