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Actualizado: 10 de junio de 2025


Iba a arriesgar una proposición que significase algo positivo, a solicitar una promesa de verse al otro día en lugar menos público que la cubierta de paseo, cuando ella le miró imperiosamente y dijo en voz queda: A las doce... Le espero a las doce.

Era Sorege que, según su promesa, venía á saber qué había sucedido. Mi turbación y el desorden de mis vestidos le dijeron bastante sin duda, pues me cogió por un brazo y me dijo bajando la voz: ¿Está usted loca? ¿Qué significa?... Suba usted conmigo.

Gentes futuras cantarán tu nombre, y al contemplar tu busto en el espacio dirán: "Fué un alto pensador, un hombre justo y tenaz como el varón de Horacio." Patria, que ves, gozosa, en tu sorpresa, los saltos de gigante de tu raza, y vives entre un iris de promesa y un nubarrón lejano de amenaza;

Danvila, calificado como se quiera el género a que pertenece, es desde luego muy importante trabajo, y cierta y brillante promesa además de otros sazonados frutos que el ingenio y la laboriosidad del autor han de producir en adelante.

Y bastó tal promesa para que, olvidando a los que dejaba a su espalda, volviese al amoroso tuteo. ¿De veras, mi viejo?... ¿Vas a regalarme un monito pequeño... así... así? y achicando la distancia entre ambas manos, se imaginaba un simio de inverosímil pequeñez . ¿No te parece mejor un loro de los que hablan?... ¿Dices que me regalarás las dos cosas?... ¡Ah, mi viejito rico... mi negro!

Voy á decirte los nombres: La condesa de Lemos, tu hija, te ha obligado sin duda á que prendas á Quevedo, y la duquesa de Gandía, la buena, la inocente doña Juana de Velasco, ha sido, sin duda, quien te ha exigido la promesa formal de no meterte en prenderle.

Eso es bueno para los desgraciados... para cerrarles la boca cuando la miseria les hace gritar demasiado fuerte... Dios, los curas y los ricos, se entienden muy bien... Yo no quiero cura... no quiero... He jurado que ninguno se acercaría a ... y quiero cumplir mi promesa... ¿A quién ha hecho usted tal promesa, pobre mujer? ¿A quién?...

Pues cuento por mi amigo á ese hidalgo, por eso sólo exclamó, olvidándose de su promesa Camino. El padre Aliaga, como si se tratase de un pecador impenitente, siguió leyendo sin hacer ninguna nueva observación: «Pero ignoramos cómo ese hidalgo haya podido saber que los tales papeles estaban en poder de don Rodrigo Calderón, como no sea por su tío el cocinero del rey.

Al fin, el tesón desmaya de su brava resistencia y las enemigas turbas guarecense en la floresta, de mortal pavor transidas, arrastradas y dispersas, como al rugir de los vientos las pálidas hojas muertas, cumpliéndose la de Hernando a Amábar brava promesa.

Pero la insistencia del recuerdo y la misma tenacidad con que se repitió su promesa de no acudir á la cita empezaron á hacer sospechar á Ferragut que bien podría ser que fuese á ella. Después del almuerzo su voluntad flaqueó. No sabía qué hacer durante la tarde.

Palabra del Dia

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