Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
Llegado á los escalones que conducían al atrio saltó de su caballo, y apartando bruscamente á la sorprendida abadesa, dirigióse el doncel al punto donde se hallaba la novicia y extendiendo hacia ella sus brazos, exclamó con amoroso acento, en el que palpitaba profundísima emoción: ¡Constanza! ¡Roger!
Luego la unidad, ó mejor la uniformidad ó comunidad de la razon humana es posible, es necesaria. 6.º Luego la razon de todos los hombres tiene por lazo comun la inteligencia infinita: luego Dios está en nosotros; y encierran profundísima filosofía aquellas palabras del Apóstol; «in ipso vivimus, movemur et sumus.»
Muchas veces renovó a Juan Pablo sus pagarés, y últimamente le había apremiado con cierta acritud. Rubín condensaba sus sentimientos respecto al prestamista en esta frase: «Pagarle y después romperle la cabeza». Desde que le veía en las mesas de enfrente, sentía una desazón profundísima, mal de estómago y como ganas de enfadarse.
Una especie de valle ó golfo larguísimo y estrecho, que termina en el caserío de Bois y trepa en plano inclinado hácia el corazon de los Alpes para ligarse á todas las encrucijadas del Monte-Blanco, constituye el fondo de la hoya profundísima producida por dos cordones de cerros ó contrafuertes estupendos.
Y así por desagravio, como por la superior admiración que su impasibilidad le causaba, como por el convencimiento más firme cada vez de que no habría de enamorarle, hiciera lo que hiciera, se dejó llevar de su afición a prodigarle finezas y a darle las pruebas más lisonjeras de amistad profundísima.
Después tosió tres veces consecutivas y se puso á examinar con profundísima atención y frunciendo ferozmente las cejas el puño del junquillo. No bien hubo terminado esta tarea, pasó á azotarse con él los pantalones, de la misma traza que lo hiciera al comienzo de su visita. Todavía se alzaron á los golpes algunas nubecillas de polvo, aunque más leves y trasparentes.
Aquí los arcones de roble; ahí el gran armario de tres lunas. Cuadros de Fortuny, tapices de los Gobelinos, porcelanas de Sèvres, y de Bernardo Palissy... Muy bien. Bronces, acuarelas...». Mariano le miraba con cierto espanto. Isidora entreveraba de sonrisas su pena profundísima.
Y cuando él lo negaba, la ofendida esposa, que sentía en su alma la convicción profundísima de la autenticidad del hecho, irritábase más: «No lo niegues, no me lo niegues, pues yo sé que es cierto. Hace tiempo que te lo he conocido». ¿En qué...? En muchas cosas. Dímelas indicó él poniéndose serio. Si siempre has de negarlo... Pero no, no me engañas más.
Hasta por prudencia, hasta por caridad repugnaba que le siguieran en tan peligroso camino los que no tuviesen valor probado y la serenidad y la elevación de juicio convenientes para no extraviarse, y en vez de hallar nueva luz caer en transcendentales errores como en profundísima sima.
Hombre, no me río del moribundo... me río de la gracia. Profundísima lección debía llamarla usted. Se muere de hambre, es un hecho; le dan una hostia consagrada, que yo respeto, que yo venero, pero no le dan un panecillo. Así habló un maestro de escuela perseguido por su liberalismo... y por el hambre.
Palabra del Dia
Otros Mirando