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Actualizado: 20 de mayo de 2025
Si en el primer momento no puede uno ménos que hacerse la reflexion que he apuntado sobre la inquietud del espíritu del hombre, al salir de la ermita y aspirar de nuevo el aire embalsamado del bosque y las praderas, sabiendo ya que la obra se debe al trabajo paciente y prodigioso de un solitario, infatigable en cavar durante veinte años, tambien se dice uno con orgullo y consuelo: Si el genio humano y el trabajo pueden producir una obra tan notable en lo inútil, qué no han de producir cuando los inspira una idea fecunda y una gran necesidad de creacion!
En Chile o en Buenos Aires todas estas fabricaciones no llamarían mucho la atención; pero en una provincia del interior, y con sólo el auxilio de artesanos del país, es un esfuerzo prodigioso. La Prensa gemía bajo el peso de diarios y publicaciones periódicas en las que el verso no se hacía esperar.
Llegué finalmente á la confluencia de los rios Guaporé y Mamoré, y colocado en la punta misma del ángulo formado por la reunion de los dos mas grandes rios de aquellas regiones, yo abrazaba de una sola ojeada las corrientes de uno y otro. Existe entre ámbos el mas prodigioso contraste.
Pero si todo lo suyo no es de igual valor; si la rapidez, con que escribía, ha perjudicado á la plena perfección de algunas de sus composiciones, recordamos de nuevo el número prodigioso de ellas, y consideramos que ha escrito más dramas buenos que otro cualquier poeta dramático del mundo conocido, y que, por consiguiente, merece que se extienda el manto del olvido sobre los defectos de todos los demás.
Con este principio de luz natural se compone muy bien lo prodigioso de los mysterios y de los milagros, de modo que no se puede dudar racionalmente que Dios los pueda hacer, sino si los ha hecho, y esto lo tenemos probado ya en los argumentos antecedentes.
Cierta noche tuvo éxito prodigioso un muchachuelo al manifestar que Clementina, según datos irrecusables, gastaba pantalones de franela a raíz de la carne. Algunos de estos dichos llegaban a oídos de la interesada y la hacían empalidecer de ira, amargaban extremadamente su agitada existencia. El pleito era ya para ella una lucha personal con la Amparo.
Se diría que aquel impetuoso renacimiento de vitalidad, que aquella fuerza nueva que de la profundidad de su ser había surgido, se había derramado como torrente, se había volcado como ingente catarata, y se había gastado toda con rapidez en inauditas acciones, sin dejar resto alguno, sino llevándose y arrastrando en su curso parte de la vida que él conservaba aun antes del cambio prodigioso.
Ya no existía el lazarone descalzo y con gorro rojo, pero la muchedumbre vestida como los trabajadores de todos los puertos se aglomeraba aún en torno del cartelón pintarrajeado que representaba un crimen, un milagro ó un específico prodigioso, escuchando en silencio el relato del narrador ó el charlatán.
Día hubo en que viajaba con Baco, Anita, recorriendo la India, o bien navegando en el barco prodigioso de cuyo mástil floreciente pendían racimos y retorcidos tallos, y tuvo que saltar de repente a la prosaica orilla del Soto, llamada por la voz del ex-regente que gritaba: ¡Pero muchacha, que te están comiendo el cebo!
Y apoyó vigorosamente sus espuelas en los flancos del caballo que dio una violenta sacudida. Entonces el animal se enderezó bruscamente y dio un salto tan prodigioso, que los dos alguaciles rodaron por el suelo... ¿Que quién soy?... ¡soy el gitano, el bohemio, el maldito, el condenado, si usted lo prefiere, digno alcalde!
Palabra del Dia
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