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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Y como si continuase en voz alta esta conversación interior, se inclinaba con ternura hacia su vecina, le prodigaba toda clase de finas atenciones y la hacía objeto de sus más exquisitas galanterías, cuya forma algo anticuada descubría que no habían servido mucho desde los tiempos de su juventud.
Una secreta delicia, una sensación íntima de encanto la envolvían por la idea de que ella, una niña, prodigaba a un muchacho aquellas caricias, sin malicia alguna y con el puro propósito de consolarle. En esto resonó el timbre de la puerta de calle. ¿Quién podrá venir a esta hora? dijo Charito sorprendida. ¡Son las once pasadas!
Nuestro Señor Jesucristo era considerado por el hereje que la escribiera como hombre. Le prodigaba mil irrisorias alabanzas, le manifestaba exagerada admiración, pero era para demostrar mejor su condición exclusivamente humana y deslizar el veneno de la impiedad con más fruto.
Va recobrando el conocimiento respondió Cecilia, que, habiéndose lanzado hacia Enrique, le hacía respirar un pomo de sales y le prodigaba los más tiernos cuidados. ¡Ah! exclamó el general; ya abre los ojos. Cecilia se retiró apresuradamente; entró en su aposento seguida de su madre, y algunos momentos después el general fue a buscarlas.
Por un lado la conducta de su ídolo con él, los constantes testimonios de simpatía que le prodigaba, se prestaban a forjarse ilusiones.
Jamás su corazón de mujer tuvo los pequeños refinamientos de afecto, las delicadas atenciones que Roussel prodigaba á Mauricio. Se hizo amar por su hija adoptiva, pero se hizo más respetar. El nombre de "tía" convenía por su frialdad á las relaciones afectuosas que Herminia tenía con la señorita Guichard: llamarla mamá hubiera sido imposible, porque en realidad era tratada como una sobrina.
En la comedia, que después comenzaba, se prodigaba hasta el extremo el lujo más suntuoso en trajes brillantes y pomposas decoraciones.
A Magdalena nada más le decía una parte de la verdad. No le ocultaba nada de mi aversión a la sociedad, disparando tan sólo el motivo personalísimo de ciertos agravios. Cuando se trataba de juzgar al mundo de manera más general, aparte la perenne idea de que debía considerarlo como un ladrón de mi ventura, prodigaba las invectivas con feroz alegría.
Vinieron unos señores Rodríguez, tres hermanos dignos de rolar con las primeras familias del país, y en las que se enlazaron, tal era su mérito y la distinción que se les prodigaba.
Cuando pudo exclamar: Pero... su madre de usted.... ¡Dios mío, qué desgracia tan grande! estaba Artegui ya en la puerta, sin oír las ceceosas ofertas de servicio que le prodigaba Gonzalvo. ¡Don Ignacio! gritó la niña al ver poner la mano en el pestillo.
Palabra del Dia
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