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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Y aquella cita fuera de la casa de la comedianta, entre ésta y el bastardo de Osuna, en que intervenía el tío Manolillo, asustaba á Quevedo. Por la primera vez de su vida procuró correr. No pudo; pero por la primera vez de su vida, á pesar de la defectuosa configuración de sus pies y de sus piernas, anduvo de prisa. La calle á donde se encaminaba estaba cerca de un extremo de Madrid.
Oyó sus llantos y lamentos el pueblo, y procuró consolarle con mil dones y ofrendas; mas él, con sus compañeros, les volvieron el rostro, haciendo, como de concierto, un doloroso llanto, levantando el grito y los aullidos á manera de desesperados.
Pero inmediatamente, temiendo que el doctor se ofendiese, procuró tranquilizarse: ¡No, no, querido doctor! No tome usted en serio lo que acabo de decirle. Bien sé que es usted un hombre excelente y cumple concienzudamente con su deber. Usted se parece a San Erasmo. También es un buen santo. ¿Usted le ha visto? ¡Ya lo creo! Yo he visto a todos los santos.
9 antes tienes que matarlo; tu mano será primero sobre él para matarle, y después la mano de todo el pueblo. 10 Y has de apedrearlo con piedras, y morirá; por cuanto procuró echarte del SE
Al día siguiente se quedó en la cama, porque tenía la nariz muy hinchada y un ojo también. Miguel fue a hacerle compañía y procuró consolarle del mejor modo que pudo con alguna piadosa lisonja.
Como el señor Bonilla, «procuro pecar antes por carta de más que por carta de menos, por lo cual a veces he explicado palabras y giros que podrán parecer a los eruditos de muy llana inteligencia.
Cuando estuvo en el trascoro, sacó fuerzas de flaqueza, y aunque iba ciego, procuró no tropezar con los pilares y llegó a la sacristía sin caer ni vacilar siquiera. Ana, vencida por el terror, cayó de bruces sobre el pavimento de mármol blanco y negro; cayó sin sentido. La catedral estaba sola. Las sombras de los pilares y de las bóvedas se iban juntando y dejaban el templo en tinieblas.
En su caída había llegado hasta la culpa por el camino de la premeditación; procuró que su amante volviera a pisar la casa de sus padres, y trémula de amor, agitada por el deseo, le debió esperar para recibirle en sus brazos.
Quiso hablar la enferma, y, al parecer, hasta pronunciar un discurso, porque procuró incorporarse, y extendió los brazos; pero el esfuerzo le produjo náuseas, y Bonis, sin tiempo para retirarse un poco, corrió la misma borrasca de que se estaba secando el tío. Körner, discretamente, retrocedió un paso.
Tenía los sesos revueltos y deslumbrados con sus grandes síntesis históricas, lo cual le ayudó no poco a soportar aquel golpe. Procuró, sin embargo, que su yerno no se enterase de la noticia. No tenía la misma confianza en la elevación de su espíritu y en la amplitud de sus miras. Algunos días estuvo oculta. Al cabo corrió por la población sin saber quién la trajera.
Palabra del Dia
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