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Actualizado: 5 de julio de 2025
Si en lo material Lyon es una especie de copia de Paris, en lo moral tiene algo que se aproxima á la caricatura. Se echa de ver en las costumbres la pretension de imitar en todo las de Paris; pero como el tipo meridional opone allí sus condiciones especiales, resulta una especie de lucha moral que destruye todo colorido local, sin permitir poroso la asimilacion.
Mucho tiempo después de haber abandonado toda pretensión de poetisa, aún se hablaba delante de ella con maliciosa complacencia de las literatas. Ana se turbaba, como si se tratase de algún crimen suyo que se hubiera descubierto. En una mujer hermosa es imperdonable el vicio de escribir decía el baroncito, clavando los ojos en Ana y creyendo agradarla.
Al día siguiente me presenté en lo de don Eleazar, de mañana. El patio estaba lleno de gente que cuchicheaba y accionaba con animación: las puertas del escritorio cerradas. Me acerqué y golpeé los cristales: al abrirme don Anselmo, que me reconoció, dos o tres de las personas del patio se arrojaron sobre la puerta del escritorio con la pretensión de entrar.
Y digo una doble visita, porque cada cual de ellos había venido por su intención, primero doña Catalina, y después don Francisco. Doña Catalina, muy al contrario de lo que vuecencia ha sospechado, venía con la pretensión de apartarse de la corte y del mundo, y encerrarse en este convento durante la ausencia de su marido.
Trabuco, o sea Pepe Ronzal, de la comisión provincial, creía con la mayoría de los presentes, el jefe económico inclusive, que la razón de Estado aconsejaba preferir la pretensión del alcalde, aunque este, según malas lenguas, quería el estanco para una su ex-concubina.
Con estas armas se corta el bejuco quedando franqueada la entrada. Una vez la comitiva en la casa hacen la pretensión, y si es admitida se concierta entre los padres el purung ó sea el dote que el novio debe pagar.
El objeto de sus preocupaciones era un joven, casi de su edad, el ingeniero Taboada, que se había educado en los Estados Unidos y tenía la pretensión de exigir que se implantase de golpe en Méjico todo el sistema democrático, con su respeto á la ley y á las opiniones ajenas, que había conocido en la vecina República.
No quedó en Madrid perro ni gato que no hablase del frenético amor del Conde por la mujer de un empleadillo en Hacienda; de su loca pretensión de hacerla respetar como criatura angélica, semi-divina, y fuera del orden y condición que naturalmente se usan; y de su afecto singular hacia el esposo sufrido, de cuyo sufrimiento tenía el Conde el imposible empeño de que nadie se percatase ni se riese.
Luego Rocafort, famoso por sus victorias; y aunque sin estos en nuestro campo habia muchos caballeros, y capitanes de nombre, que pudieran ocupar este puesto, habian todos perecido por la crueldad de Rocafort, que como á émulos y competidores les procuró siempre su perdicion; porque no hay razon que prevalezca en un hombre cuando se atraviesa la conservacion de un puesto grande, y los medios que pone para adquirille, y mantenelle, no repara en si son buenos, ó malos, á trueque de salir con su pretension.
La palabra Revolución no evocaba a sus ojos más figura que la de María Antonieta prisionera en la Conserjería, y en la más sencilla agitación política veía carreras, tiros, desaguisados y atropellos. Para ella, ser de origen humilde no era una falta, pero sí una mancha, y trabajar le parecía muy honrado, pero loca la pretensión de querer elevarse encalleciéndose las manos.
Palabra del Dia
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