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A la mesa, que ya está la comida dijo el gigante; y a ver si haces lo que hago yo, que me voy a comer todo este buey, y te voy a comer a ti de postres. Está bien, amigo dijo Meñique. Pero antes de sentarse se metió debajo de la chaqueta la boca de su gran saco de cuero, que le llegaba del pescuezo a los pies.

Pero a la semana justa, en cuanto vio en la mesa el tocino y la sopa, se puso colorada de la ira, y le dijo a Loppi con los puños alzados: ¿Hasta cuándo me has de atormentar, mal marido, mal compañero, mal hombre? ¿que una mujer como yo ha de vivir con caldo y manteca? Pero ¿qué quieres, amor mío, qué quieres? Pues quiero una buena comida, mal marido: un ganso asado, y unos pasteles para postres.

Apénas decia quatro palabras; interrumpia el segundo gentil-hombre, diciendo: Su Excelencia tiene razon. Los otros dos seltaban la carcajada en aplauso de los chistes que habia dicho ó debido decir Irax. Servidos que fuéron los postres, se repitió la cantata. Parecióle delicioso el primer dia, y quedó persuadido de que le honraba el rey de reyes conforme á su mérito.

Entremeses, consommé de aves, truchas con limón, solomillo de cerdo al horno, pastel de coliflor, pollo a la marinera, helado de avellana, bizcocho con frutas, postres de frutas, vinos, café y licores. Quinto.

¡Santo Dios, con qué comida más suculenta me obsequiaron aquella mañana! Un trozo de cabrito asado, queso de monte, mostillo, higos, uvas moscateles; todo ello rociado con ese exquisito Château-neuf de los Papas, de un color rojo tan precioso en los vasos... A los postres, voy a buscar el cuaderno del poema y lo pongo en la mesa delante de Mistral.

¿Cuántas personas podrán estar sentadas? Por lo menos, doscientas. Perfectamente. La música del pueblo, ¿será exacta? Á los postres, es decir, á eso de las nueve, empezará á tocar. Seremos treinta y dos á la mesa. ¿Habrá espacio para todos? El jefe de cocina asegura que cabrían cincuenta. Entonces, todo está bien. triunfas; pero has jugado una partida muy arriesgada.

Salmón cocido y rosbeef crudo; he ahí el menú. Si queréis un cambio, tomad primero el rosbeef y luego el salmón, si es que no preferís principiar por la eterna compota que cierra la marcha y que hasta ahora no he podido averiguar si pertenece a la familia de las sopas o a la de los postres.

Debe hacerse notar también que a Benina se le iba mermando el dinero, pues comió allí la niña, y fue preciso añadir merluza al ordinario condumio, y además dátiles y pastas para postres.

Estuve enamorada de mi confesor cuando hice mi primera comunión...» ¡Yo charlaba y bebía...! A los postres, Chabornac se eclipsó, como quien no hace nada, dejándome con la pilluela.

Tomás, etc. hasta que entró el cura de Los Baños á anunciar que el almuerzo estaba servido. Su Excelencia se levantó y así se cortó la discusion. ¡Ea, señores! dijo; ¡hoy hemos trabajado como negros y eso que estamos de vacaciones! Alguien dijo que los asuntos graves deben tratarse en los postres. Yo soy en absoluto de esa opinion.