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Actualizado: 25 de junio de 2025


Cada tres meses recibía el Santo en pliego certificado un billete de Banco, cuyo valor era bastante a cubrir los gastos ocasionados por los niños. Lo que jamás recibió fue carta, mensaje, ni visita que le hablase de la desaparecida. Cuantas tentativas hizo para saber su paradero fueron inútiles. Así pasaron cinco anos.

Cogí, sin embargo, una pluma y un gran pliego de papel presumiendo que se llenaría con los títulos de las luminosas obras que habría publicado durante su vida el célebre literato don Timoteo. Yo hice empezó una oda a la Continencia... ya la conocerá usted... allí hay algunos versecillos. Continencia dije yo repitiendo. Adelante.

Yo pensé casarme sin pelear, por haberme parecido bien la moza, pero sucedióme al revés mi pensamiento, pues, así como vuestra merced se partió de nuestro castillo, el duque mi señor me hizo dar cien palos por haber contravenido a las ordenanzas que me tenía dadas antes de entrar en la batalla, y todo ha parado en que la muchacha es ya monja, y doña Rodríguez se ha vuelto a Castilla, y yo voy ahora a Barcelona, a llevar un pliego de cartas al virrey, que le envía mi amo.

Interminables minutos transcurrieron; después Marcela salió del círculo de sombra y volvió hacia el castillo a cortos pasos. Fabrice creyó ver que la criatura tornaba con la carta en la mano; pasóse la suya sobre la frente helada, diciendo: ¡Dios mío! Y esperó inmóvil. Marcela entró. ¡Toma, papá! le dijo. Y le devolvió el pliego que tenía en la mano.

Sin embargo, ese cálculo no es seguro, porque ni se sabe con seguridad la época, en que comenzó á escribir, ni tampoco la extensión, que ha de atribuirse á cada pliego. La reimpresión en cinco tomos de las obras sueltas añade ciento veinte títulos, sacados probablemente de una edición posterior.

Pero cuando iba á doblar el pliego, añadió una posdata: «Adjunto te remito el cheque de este mes. El próximo cheque será más importante que todos los que llevas recibidos, pues espero cobrar, además de mi sueldo, las retribuciones atrasadas de varios trabajos particulares hechos en los dos últimos años

El papel, finísimo, pliego pequeño, algo perfumado, sin cifra ni sello: la letra desfigurada y temblorosa, no decía más que esto: « lo as querido. No tienes derecho de comprometer con tantas imprudencias a una pobre mujer que ningún daño te a causado.

Hijos de Sevilla, ilustres en santidad, letras, armas, artes ó dignidad; por D. Fermín Arana de Varflora. Sevilla, 1791. Diego de Colmenares, Historia de Segovia, capítulo 41, pág. 516. Cartas de Antonio Pérez; París, 1624, pág. 151. Segundas cartas; pliego 186. Herrera en su Historia general del mundo, lib. VII, cap. 12, y Cabrera en su Historia de Felipe II; lib.

Tal soy dijo el licenciado. Pues tomad este pliego y enteráos de él en servicio del rey y de la justicia. Tomó el alcalde el pliego, y apenas le hubo tomado, cuando el desconocido, volviéndole rápidamente la espalda, dió á correr con una velocidad maravillosa. ¡Síganle y agárrenle! gritó el alcalde.

Sobre un pliego de papel blanco vio destacarse ante su vista el sello rojo que había cerrado en otro tiempo el sobre exterior de los documentos masónicos. Miróle un momento aterrado. Parecíale una gota de sangre.

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