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Actualizado: 26 de junio de 2025


Los israelitas se han vengado de los pueblos perseguidores, dándoles el progreso y la prosperidad y organizando el crédito....

Estalla en esto la lucha entre él, apoyado por un partido considerable, que lo ha elegido por caudillo, y el mismo rey de Túnez: éste consigue la victoria, y Leónido se ve obligado á huir. Para escapar á sus perseguidores, se oculta, lleno de rabia, en un desierto inhabitado.

En el acto segundo aparece Doña Inés, vestida de hombre, en el camino de Toledo, á donde ella cree que ha huído su hermano, por residir en esa ciudad un pariente de ambos. Ve acercarse dos caminantes, y conoce que son su hermano y su criado. Don Luis, en efecto, había estado en Toledo; pero habiendo muerto su tío, había tomado la resolución de escapar á sus perseguidores disfrazándose en traje más humilde, y entrando al servicio del padre de la doncella, á quien había arrancado de manos del raptor. Inés lo sorprende hablando con su criado, mientras declara su pasión por la bella Angélica, por cuya causa, ya para estar á su lado sin estorbos, ya avergonzada de su disfraz, determina no darse á conocer de él, sino, al contrario, en cuanto le sea posible, permanecer como desconocida cerca de su domicilio. Se encamina, por tanto, á la aldea de la Sagra, y entra como paje en la servidumbre de Don Pedro, atraído también al mismo paraje por su amor á la bella Angélica.

Tres estudiantes aparecieron a alguna distancia. Krilov los miró con ojos espantados y se alejó a toda prisa. En cuanto llegó, en su carrera, a cierta callejuela angosta y tortuosa, se detuvo. ¿Iba a huir de todos los estudiantes de la ciudad? Además, sus perseguidores sólo eran dos. Volvió sobre sus pasos y no tardó en encontrarse de nuevo en la avenida.

Aquella existencia nómada enajenó su alma. «A esos enamorados de la luna dice, á esos perseguidores de una estrella, les he amado con todo mi corazón, y al buscarles por los incontables caminos de la vida, les hallé siempre.

Entonces Martín cargó el fusil y, sacando el cuerpo por la ventanilla, comenzó a hacer disparos atendiendo al ruido de las pisadas de los caballos; los que les seguían disparaban también, pero la noche estaba negra y ni Martín ni los perseguidores afinaban la puntería. Bautista, agazapado en el pescante, llevaba los caballos al galope; ninguno de los animales estaba herido, la cosa iba bien.

Otras veces, su tristeza era fingida, y al expresarla fruncía irónicamente sus labios: «Una escampavía del gobierno acaba de apresarme una barca.» Y todos reían, sabiendo que Toni dejaba algunos meses que le cogiesen una embarcación vieja con algunos bultos de tabaco, para que sus perseguidores pudieran ostentar de este modo un triunfo.

Es preciso dejar que marchen los sucesos sin intervenir; Mauricio es diestro y el señor Roussel prudente; ellos conseguirán arrancarme de manos de mis perseguidores. Porque ya, para ella, su tía, Bobart y el guarda eran sus perseguidores, y se sentía dispuesta á todo para escapar.

Sin embargo de las prohibiciones hechas por los Reyes Católicos con propósito de estorbar que los judíos llevasen consigo oro ó plata, ellos sacaron grandes cantidades de uno i otro metal, burlando la vigilancia de sus cruelisimos perseguidores, llevándolas escondidas en los aparejos de las bestias i en las ropas interiores de las mujeres.

Febrer siguió su camino sin volver la vista, deseoso de oír que alguien venía tras de sus pasos, tomando por misterioso arrastre de perseguidores los leves crujidos del ramaje de los tamariscos bajo la brisa nocturna. Al llegar al pie de la colina, donde los matorrales eran más espesos, se volvió, quedando inmóvil.

Palabra del Dia

rigoleto

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