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Actualizado: 23 de junio de 2025


En las ciudades como Toledo , Valencia , Sevilla y otras, tomadas por capitulacion, se observarian con los muzlimes los tratos y convenios celebrados; cuando la poblacion habia sido entrada á viva fuerza, ó sin mas concesion, como en Córdoba, que la vida y la libertad de espatriarse , es evidente que los que no pudieron usar de este beneficio y permanecieron en sus casas, quedaron entregados á merced de los conquistadores.

Miró entonces por la ventana y vio a una mujer sentada al piano. Llegó a sus oídos al mismo tiempo una música en sordina y el susurro de un canto a media voz. Es de Tristán murmuró quedamente Ojeda en su oído . El lamento desesperado de Iseo. Los dos permanecieron en silencio a ambos lados de la ventana, escuchando el canto que venía del interior con lejanías de ensueño.

Permanecieron en ella algunos meses, y luego la evacuaron para estender sus terribles correrías por toda la tierra circunvecina, donde talaron las mieses, incendiaron las granjas, y no quedó un solo caserío en que no estampasen su destructora huella.

En los veintidos años que permanecieron en sus curatos, «los efectoscomo dice Viedma , «fueron muy contrarios á las esperanzas de conservar y aun adelantar aquellas misiones, pues en el tiempo que gobernaron los pueblos sus curas, vinieron á quedar un triste esqueleto de lo que habian sido.

El señor Aubry hizo un movimiento; temiendo despertarlo, volvieron a su lado y permanecieron silenciosos en la calma del cuarto. Entonces, bajo la influencia algo misteriosa del silencio y de la luz discreta de la lámpara, el bienhechor olvido expulsó del alma de Juan todo lo que no era la real felicidad de la presencia querida.

No por la tardanza se cansaron las dos damas, quienes, como el resto de la concurrencia, permanecieron en sus asientos hasta entrada la noche, gozando de un espectáculo que hoy a pocos cautiva por ser muy común, pero que entonces se presentaba a la imaginación con los mayores atractivos.

Aquellos dos cuerpos vigorosos, aquellas dos almas quietas, inocentes, debían comprenderse: esto lo advertía Tristán: de ahí sus recelos, transformados presto en negras visiones por su imaginación inquieta. Tomado el café la sociedad juvenil se derramó por la finca. Los viejos y las personas serias permanecieron sentados en torno de la mesa.

Permanecieron más de una hora en la tienda de los hijos del Ingeniero. Maltrana reconoció que sus primos eran unos judíos, como decía el padre, sin alegría, sin afectos, cual si tuviesen cegada el alma por el polvo amontonado en el establecimiento. Le hablaban con seriedad recelosa, temiendo que apelase al parentesco para no pagar.

Permanecieron encaramadas en la escalera un día entero las dos hembras, siendo la causa de aquel castigo el hecho siguiente: Una de las mujeres tenía grandes ansias por cobrar un dote de 100 ducados que le correspondía si se casaba, mas ella no demostraba ninguna afición al casamiento, y muy grande al dinero y á una su íntima amiga, con la cual convino un ingenioso plan que, al ser malogrado, la puso en aquella triste situación.

Durante un buen rato, permanecieron allí, sentados en plácida calma, mientras los picos carpinteros charlaban sobre sus cabezas y las voces de los niños jugando a escondite llegaban algo débiles desde la hondonada. Lo que hablaron, poco importa, y lo que pensaron, que podría ser interesante, no pudo traslucirse.

Palabra del Dia

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