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Actualizado: 23 de noviembre de 2025


Mas una noche, al regresar la joven de hacer entrega de costuras, halló a Fortunato bajo el dintel de la casa, y antes de que éste le endilgase uno de sus habituales piropos, ella con voz dulce y argentina como una lluvia de perlas y que al amartelado mancebo debió parecerle música celestial, le dijo: Buenas noches, vecino.

Número tres: una caja cerrada que contiene broches de oro y plata, dos dagas de gran valor, un relicario guarnecido de perlas y otros despojos, ganados por con la punta de mi fiel espada.

Y ¿eso más? dijo doña Clara . Por vida del Tiniente, mi señor, que me la has de decir, niña de oro, y niña de plata, y niña de perlas, y niña de carbuncos, y niña del cielo, que es lo más que puedo decir. Dénle, dénle la palma de la mano a la niña, y con que haga la cruz dijo la vieja , y verán qué de cosas les dice; que sabe más que un doctor de melecina.

¡Señora duquesa! ¡señor conde! exclamó la joven dirigiéndose á ellos ¡cuánto siento haberos hecho esperar! Pero de repente doña Clara se detuvo. Los ojos de la duquesa de Gandía estaban fijos con espanto en ella. Doña Juana de Velasco estaba pálida y temblaba. ¡Qué joyas tan hermosas! dijo ; sobre todo... ese collar de perlas... y ese relicario... perdonadme... pero quiero ver ese relicario...

Sus ojos eran ya los más bellos del mundo, sus dientes parecían perlas, tenía un talle delicioso, y con su vestido de indiana ofrecía el aire más distinguido que imaginar se puede.

Sabe pulsar la cítara en arpegios bullentes, como del champagne rubios los topacios hirvientes, cuando su pecho embriaga la dicha del vivir. Suspiran sus cantares las campiñas de flores, las brisas de la sierra, los alegres rumores del bosque tropical; la lluvia que desciende en perlas diminutas, los oros del crepúsculo, las sombras de las grutas y el épico tumulto del fiero vendaval.

Cargastes de poetas ignorantes, Y dexastesme á , que ver deseo Del Parnaso las fuentes elegantes. Que caducais sin duda alguna creo: Creo, no digo bien: mejor diria Que toco esta verdad, y que la veo. Otro, que al parecer de argenteria, De nacar, de cristal, de perlas y oro Sus infinitos versos componia,

Si yo llorara perlas, esto es, si yo tuviese dinero, no tendría necesidad de escribir disparates; y se hallan en suma, muy predispuestos a darse al diablo si el diablo quiere tomarse el trabajo de apoderarse de ellos y de comprarles el alma. El mérito y la significación de tales historias, se patentizan en su misma universalidad.

Mira qué oriente. Se puede hacer un alfiler y ponérselo a ella en el pecho, o al Niño. ¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y pindonguerías!... Créame á : véndala y dele á los pobres el dinero. Mira , no es mala idea dijo el tacaño guardando la joya. sabes mucho.

Don León se encargaba de corregirlos y señalar las figuras que iba cometiendo sin saberlo. «Mire usted, hijo mío, al llamar al rocío líquidas perlas comete usted una metáfora, muy linda por cierto.

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