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Actualizado: 20 de mayo de 2025


El cura colocaba cerca de la caja de rapé, un gran pañuelo a cuadros sobre el brazo del sillón y la lección comenzaba. Cuando no había sido muy grande mi pereza, las cosas iban bien, mientras se tratase de deberes a corregir, porque aunque fuesen siempre de lo más corto posible, por lo menos estaban hechos con prolijidad. Mi letra era clara y mi estilo fácil.

A la fe, esto no nace de falta de habilidad, sino de sobra de pereza y penuria de discurso. ¿Queréis ver si es verdad lo que digo?

Trababan conversación, y las de Amézaga hablaban como con pereza y desdén, mirando al cielo o a los transeúntes, e hiriendo la arena con el cuento de las sombrillas.

Al mismo tiempo la apatía y la pereza quedaban vencidas... Andábanle por dentro comezones y pruritos nuevos, un deseo de hacer algo, y de probar su voluntad en actos grandes y difíciles... Iba por la calle sin ver a nadie, tropezando con los transeúntes, y a poco se estrella contra un árbol del paseo de Luchana. Al entrar en la calle de Raimundo Lulio vio a su tía en el balcón tomando el sol.

Morfeo, el dios del sueño por encanto Alli se apareció; cuya corona Era de ramos de beleño santo. Flogisimo de brio y de persona, De la pereza torpe acompañado, Que no le dexa á visperas, ni á nona. Traia al silencio á su derecho lado, El descuido al siniestro, y el vestido Era de blanda lana fabricado.

A Vd., á quien veo muy propenso á seguir el ejemplo del éforo espartano, puesto que, segun Vd., la poesía es hija de la impotencia y la pereza, bueno es predicarle con estos ejemplos elocuentes que echan por tierra todas sus teorías, que con la mayor seriedad llama cosas prácticas.

Era un tipo indiferente y algo burlón; tenía la cara expresiva, los ojos grises, la nariz aguileña, la barba recortada; por mis informes debía ser un tipo parecido a , con el mismo fondo de pereza y de tedio marineros; ahora, que no era triste; por el contrario, tenía una fuerte tendencia a la sátira.

Para convencernos de que son ilusorios, no sería malo suspender la crítica negativa, dedicándonos todos, aunque ello parezca extraño, a infundir ánimos al enfermo, diciéndole: «Tu debilidad no es más que pereza, y tu anemia proviene del sedentarismo.

El licenciado Polo le responde, Que no quiere èl hacer esa torpeza: Que no halla derecho, ni por donde A aquel Inca cortarle la cabeza; Y que si causa él tiene, y no la absconde, Se la muestre, y harálo sin pereza: Mas sin otro recado, que no quiere Ponerse al riesgo y mal que le viniere.

De Italia las riberas he barrido, He visto las de Francia y no tocado, Por venir solo á España dirigido. Aqui con dulce y con felice agrado Hará fin mi camino á lo que creo, Y seré facilmente despachado. Tu, aunque en tus canas tu pereza veo, Serás el paraninfo de mi asunto, Y el solicitador de mi deseo.

Palabra del Dia

primorosos

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