Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 12 de mayo de 2025
Valeria no era en la casa una amiga pobre benévolamente acogida, no era una demoiselle de compagnie tratada con consideración: era la hermana menor. Ambas poseían ese maravilloso arte de ceder a tiempo y resistir con dulzura, ante el cual se allanan los disgustos y rozamientos que producen inevitablemente las pequeñeces de la vida.
La materia y la forma se unen en ellos de la manera más íntima: nótase una facilidad tal en su colorido, tanta naturalidad é imparcialidad, como suele observarse sólo en las obras poéticas populares. Sus caballeros no hablan mucho, pero sus palabras son graves; á los dichos suceden al punto los hechos, y se llevan á cima las hazañas más extraordinarias como si fuesen pequeñeces de poca monta.
No me atormenta la mala pasión de la envidia, pero, sin envidiar, reconozco y deploro que éxito tan grande de librería como va teniendo en nuestra nación la novela Quo vadis? del autor polaco Sienkiewicz, no le ha tenido ningún novelista español, aunque entren en cuenta las Pequeñeces del Padre Luis Coloma.
No, eso estaba en un porvenir lejano todavía. Debía de ser demasiado grande, demasiado hermoso para estar tan cerca de aquella miserable vida que la ahogaba, entre las necedades y pequeñeces que la rodeaban. Acaso el amor no vendría nunca; pero prefería perderlo a profanarlo.
El artista sonreía, como un sabio y un justo que era, absolviendo esas debilidades radicadas en la levadura humana, pequeñeces al fin que excusaba de buena voluntad por cuanto conocía cuan grande y noble fuese, a pesar de ellas, el alma de su amigo.
Su mujer fue la de siempre y lo que yo esperaba que fuera en aquella ocasión; pero ni me alentaba lo uno, ni me intimidaba lo otro. En la enormidad de mi cuita, no debía reparar yo en pequeñeces de más o de menos. La mujer respondió al punto, seca y muy acentuadamente, que sí; el marido, cuando me volví hacia él, humilló un poco la cabeza, pero no dijo que no.
En cuanto a la nación, en cuanto a la moralidad, en cuanto a lo ocurrido adentro..., ¡como si habláramos de la China! Ya nadie se acordaba de esas pequeñeces.
Llegaba a mí confusamente, por rutina, el conocimiento de esa porción de hechos y pequeñeces que constituyen la ciencia y el encanto de la vida campesina; y para aprovechar tales enseñanzas poseía yo todas las aptitudes deseables: salud robusta, ojos de aldeano, es decir, una vista admirable, el oído acostumbrado desde muy temprano a percibir los ruidos más leves, piernas infatigables, y con todo esto gran afición a las cosas que suceden al aire libre, que se observan, que se escuchan, poco gusto por lo que se lee y una curiosidad insaciable por lo que se refiere: las historias maravillosas contenidas en libros me interesaban mucho menos que las consejas y ponía las supersticiones locales muy por encima de los cuentos de hadas.
El teatro será uno de mis objetos principales, sin que por eso reconozca límites ni mojones determinados mi inocente malicia, y para que se vea que no soy tan satírico como dan en suponerlo; mil pequeñeces habrá que deje a un lado continuamente, y que muy de tarde en tarde haré entrar en la jurisdicción de mi crítica.
»¡Qué presentes tengo hasta las pequeñeces de aquella noche! »Pepe Guzmán me salió al encuentro con la misma serenidad y aparente indiferencia que si no hubiera entre nosotros lance alguno pendiente. ¡Y a mí me temblaba la mano al sentir el contacto de la suya! Hubiera jurado en aquel instante que me daba miedo su compañía.
Palabra del Dia
Otros Mirando