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Actualizado: 11 de junio de 2025


Huberto puso en ejecución este proyecto en el momento mismo en que el estado del señor Aubry inspiraba más vivas inquietudes; anunció a María Teresa que se ausentaría por algunas semanas. Para la joven fue un alivio la noticia de esta partida; las visitas de Huberto le eran penosas desde que estaba segura de la tibieza de su amor, comparado con el de Juan.

Me encantan, sobre todo, la sencillez, la sobriedad en hiperbólicas manifestaciones de sentimentalismo, la naturalidad, en suma, con que el señor vicario ejerce las más penosas obras de caridad. No hay desgracia que no remedie, ni infortunio que no consuele, ni humillación que no procure restaurar, ni pobreza a que no acuda solícito con un socorro.

Me siento mal siempre, muy mal; la hipocondría me consume, y tengo la preocupación constante de que voy a vivir ya contados días. Precisamente esa es la única enfermedad de usted: la monomanía de la muerte. Es una de las formas más penosas de la psicosis. , , sácame a colación nombres modernos para despistarme.

Solamente Hardoin leía en aquella frente impenetrable, y aunque nunca se permitía la menor alusión a las penosas confidencias sorprendidas a pesar suyo, su deferente simpatía y su respeto caballeresco eran un bálsamo precioso para aquella alma dolorida.

Sus forzosas separaciones son penosas; las escapatorias que permiten reunirse tienen un encanto que el arte no puede ocultar, ni los esposos se avergüenzan de demostrar su felicidad. Los que lo tienen gastado, dirán que esto es propio de gentecilla, que es muy prosaico. Poco importa la forma, cuando el fondo es tan conmovedor.

Por lo tanto, compadézcame, misia Melchora. La vida tiene imposiciones penosas y es menester afrontarlas. Está dispuesto a atropellarlo todo si alguien tratase de violentar la voluntad de la muchacha y la suya propia, que, en este caso, forman una sola. Y dos voluntades sumadas por el amor son invencibles.

Precisamente hase observado en el caracol la sensación que experimenta, después de penosas investigaciones de amor, al encontrarse con el objeto amado. Macho y hembra, con una gracia conmovedora, ondulando sus pescuezos de cisne, se prodigan mutuas caricias. ¿Y quién afirma esto? El severo, el muy verídico Blainville.

Pero se comprende sin esfuerzo que la razón nunca puede transformarse en potencia creadora, y que de todos los materiales acumulados para constituir un tipo característico, nunca resulta un individuo vivo y perfecto; sólo se presentan á nuestra vista máscaras muertas, que, tras penosas tentativas, parodian todos los rasgos de la vida, aunque sin lograr que la imaginación crea en su existencia real.

Guillermina, dejando su mantilla y su libro de misa sobre el sofá, desempeñaba junto a Mauricia las obligaciones más penosas del arte de cuidar enfermos, acometiendo con actividad maquinal las faenas más repugnantes, como persona que tiene la obligación y la costumbre de hacerlo.

Varias casas importantes, se decía, se encontraban envueltas en este desastre. Huberto arrojó el diario con cólera; todo se conjuraba en ese día para certificarle la catástrofe. A fin de distraerse de estas preocupaciones nuevas para él, decidió que iría a almorzar al club. Pero en el camino lo atacaron penosas reflexiones. ¿Qué haría? ¿Seguir el consejo de su madre?

Palabra del Dia

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