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Sr. D. Fernando: y siendo cierto que el dicho D. Alfon habia dado armas á los moros; y en cuanto á la prision de los canónigos que hizo el referido, era notorio, y que los tuvo presos en su villa de Cañete mas de medio año, y siendo tambien cierto que se habia apoderado de la torre de la santa iglesia tomándole al rey lo que tenia en ella, y usurpando las rentas reales que S. M. tenia en la ciudad, y echándole varias imposiciones en ella y su tierra; y siendo tambien cierto y notorio que habia quemado las casas de dicho señor obispo, y que combatió y tomó por fuerza los alcázares reales; y careciendo de toda verdad lo alegado para justificar las imposiciones echadas sobre el estado eclesiástico, como tambien el que sobre este punto se habian comprometido con la ciudad, y que las imposiciones eran contra los moros, pues antes eran en favor de ellos; y siendo cierto que el dicho D. Alfon habia sacado violentamente mucha gente de la iglesia, como que prendió dos clérigos beneficiados de ella porque llevaban las acémilas del obispo, las que le quitaron; y siendo cierto que en el mismo dia que fué electo dicho señor obispo lo robaron y asaltaron los alcázares, como tambien que dicho D. Alfon y Pedro de Aguayo lo echaron de la ciudad; denegaba su ilustrísima la apelacion interpuesta

Al cabo de tantos años de matrimonio, su esposo que la había sufrido con resignacion de fakir sometiéndose á todas sus imposiciones, tuvo un aciago día el fatal cuarto de hora, y le administró una soberbia paliza con su muleta de cojo.

Quería mandar otra vez un barco, pero suyo, sin tener que sufrir las imposiciones de los armadores. El podía permitirse este lujo. Sería como un yate enorme, pronto á hacer rumbo á su gusto ó su conveniencia y proporcionándole al mismo tiempo cuantiosas ganancias. Tal vez su hijo llegase á ser director de compañía marítima, al convertirse con los años este primer vapor en una flota enorme.

Como el ministerio entrante no estaba dispuesto, según había afirmado en el Congreso por boca de uno de sus miembros más autorizados, «a tolerar imposiciones de nadieprocedió inmediatamente y con saludable energía a dejar cesante a Juan, buscándole un sustituto que en sus maniobras musicales ofreciese más garantías o fuese más adicto a las instituciones.

El tapicero protestó en tiempo oportuno; en el salón sentaba mal lo capitoné, según su dogma, pero la Marquesa se reía de estas imposiciones oficiales. En los demás muebles del salón, espejos, consolas, colgaduras, etc., se había pasado de lo que entendiera el mueblista por Regencia a la mezcla más escandalosa, según el capricho y las comodidades de la Marquesa.

Además, ahorraba brazos y equivalía a una venganza contra la gente levantisca y descontenta, que acosaba a las personas decentes con sus imposiciones.

Por lo tanto, compadézcame, misia Melchora. La vida tiene imposiciones penosas y es menester afrontarlas. Está dispuesto a atropellarlo todo si alguien tratase de violentar la voluntad de la muchacha y la suya propia, que, en este caso, forman una sola. Y dos voluntades sumadas por el amor son invencibles.

Montigny era peor aún que Frédérick... A Lafontaine, rabioso, despechado, se le saltaban las lágrimas; su alma inquieta de seminarista, de grumete, de repartidor de obras por entregas, toda su alma díscola y errante, protestaba iracunda contra tantas y tan estrechas imposiciones. Pero al cabo cedía y su técnica se refinaba.

En 1824, despues de la memorable y gloriosa batalla de Ayacucho, Caupolican, bajo la denominacion de provincia, hizo parte del departamento de La-Paz, uno de los seis que compusieron la república de Bolivia. Un gobernador reemplazó al subdelegado; pero la condicion de los habitantes no cambió en lo mas mínimo, quedando ellos sometidos á las mismas imposiciones.

Comprendió el señor Guimarán que los tiempos no estaban para secularizar la caridad y las primeras letras y presentó su dimisión «sacrificándose, decía, no a las imposiciones del fanatismo, sino al bien de los niños abandonados». Con la dimisión de don Pompeyo y la feliz idea de crear la junta agregada de damas protectrices ganó algo la sociedad benéfica, y ya no se la hizo guerra sin cuartel.