Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de julio de 2025
En cuanto a él, no sabía cómo disculparse para salir del paso. Mi situación... aquel maldito negocio... dijo apartando la mirada. Todo mentira; ya lo sé. Me dejaste a sangre fría, con una perfidia inconcebible... Ahora... ¡tú lo has querido! Nada puede haber entre nosotros. Estaban solos; no había en torno paseantes, jardineros ni guardas; nadie.
En el Retiro muy poca gente: don Juan llega de los primeros, se cansa de andar, se disgusta y siente impulsos de volverse a casa. Por fin comienzan a venir paseantes. A las cinco aparece Cristeta al término de una alameda: traje, el mismo del día pasado; lleva al niño cogidito de la mano y el coche les sigue a corta distancia.
En todas partes se oían los gritos de los vendedores: «¡Cuarenta nueces!» «¡Al buen tostado!» «¡A tomar la niii ... eve!» «¡De limón y de leche!» En los espacios libres de paseantes jugaban al toro los granujas. Los chicos quemaban petardos y cohetes chinos, y todo era bullicio y confusión. No lejos de mí una vieja de superabundante plasticidad freía sus buñuelos.
Nos sentamos en el ángulo de la izquierda, casi tocando la ventana que da vistas al paseo del Palacio Real. Dirigimos una mirada diplomática á los paseantes, á las glorietas, á las flores, á las fuentes, y en aquel momento nos creiamos duques ó grandes de España. ¡Sólo que el bolsillo estaba asustado!
Hacia 1808 se hicieron algunas reformas en el Arenal, con las que ganaron en comodidad los paseantes, habiéndose por entonces llevado á cabo varias obras en el puente allí inmediato, que cubría uno de los brazos del arroyo Tagarete.
Al dar la vuelta á un recodo de la huerta sintió de improviso en su cuello un aliento cálido y una voz le dijo al oído muy quedo: Recuerda que has agraviado á miss Florencia. Y vió que una sombra se alejaba de ella para unirse otra vez al grupo de los paseantes. Se estremeció fuertemente, detuvo el paso, y la rosa mutilada cayó de sus manos. Octavio se le acercó en aquel momento.
Los criminales, los ladrones, la gente de malísimo vivir, eran únicamente los paseantes que desde el toque de la Queda hasta ser de día vagaban por las calles, y rara era la mañana en que en las collaciones de la Feria, san Vicente, santa Cruz, la Macarena ó san Pedro, no aparecía algún hombre muerto ó se tuviese noticia de alguna casa robada ó de algún atropello bárbaro cometido entre las sombras y el silencio.
Las mas aristocráticas, que también tiene aristocracia Villaverde avanzaban lentamente. No irían hasta Barrio Viejo ni visitarían la cascada; se quedarían a medio camino, en la casa de cualquier amigo: allí les darían asiento, e instaladas en la acera alfombrada de césped se divertirían con los paseantes.
El sol se hundia como una brasa fulgurante en las ondas de un horizonte infinito; la Alameda estaba poblada de paseantes y habia por do quiera una encantadora animacion. El escenario parecia una gran canasta de flores flotando entre los remolinos de un torrente.
La luz de los reverberos incrustados en el techo de las dos calles iluminaba de alto a abajo a los paseantes, sin que sus cuerpos proyectasen sombra en el suelo. Caminaban apresuradamente, con una movilidad de bestias enjauladas, lo mismo que se camina en los colegios, los conventos y los presidios, buscando suplir con la rapidez de la locomoción lo limitado del espacio.
Palabra del Dia
Otros Mirando