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Actualizado: 16 de junio de 2025
Era campeón de varias armas, boxeaba, y hasta poseía los golpes favoritos de los paladines que vagan por las fortificaciones. «Inútil y peligroso como todos los zánganos», protestaba el padre. Pero sentía latir en el fondo de su pensamiento una irresistible satisfacción, un orgullo animal, al considerar que este aturdido temible era obra suya.
A través de las verjas pasaban miles y miles de corceles; hombres con el pecho forrado de hierro y cabelleras pendientes del casco, lo mismo que los paladines de remotos siglos; cajas enormes que servían de jaula á los cóndores de la aeronáutica; rosarios de cañones estrechos y largos, pintados de gris, protegidos por mamparas de acero, más semejantes á instrumentos astronómicos que á bocas de muerte; masas y masas de kepis rojos moviéndose con el ritmo de la marcha, y filas de fusiles, unos negros y escuetos, formando lúgubres cañaverales, otros rematados por bayonetas que parecían espigas luminosas.
Sus sermones en las grandes romerías, en las fiestas de la Asociación de la Vela Nocturna y otras corporaciones que le tenían por director, eran arengas de caudillo, hablando de matar ó morir como los paladines de las Cruzadas, por el sagrado Corazón de Jesús.
Llega sin más ceremonia delante del Emperador, y le anuncia sin rodeos que debe renunciar á la esperanza de poseer un solo palmo de tierra en el suelo español. Su insolencia excita en los paladines general sorpresa; pero Rolando dice que le place mucho la osadía de Bernardo, y que se alegrará de medir sus fuerzas con las de tan digno competidor en la guerra que Carlos declara entonces á Alfonso.
Tomaban el mando de la carabela o de la nao, sin otro auxilio y consejo que el de algunos navegantes costeros, con la misma tranquilidad que los paladines tantas veces admirados en los libros de caballerías se metían en el primer barco misterioso que encontraban en una costa desierta.
Cervantes, lejos de este centro de actividad poética, y ocupado entonces en otros trabajos, se contentó con asistir, como espectador y juez, á este desenvolvimiento más vasto del arte dramático, en vez de luchar con los afamados paladines del día.
Un rey, grandes artistas, paladines hermosos y aristocráticos como el conde ruso, potentados que disponían de grandes riquezas. ¡Y él, pobre provinciano, diputado obscuro, sometido como un chicuelo al despotismo de su madre y sin dinero casi para sus gastos, pretendía sucederles!
Pues que tendremos torneo. ¡Bravo! Sí. El arrogante Captal de Buch se ha empeñado en demostrarnos que él y otros cuatro caballeros gascones pueden hacer morder el polvo á los cinco mejores paladines ingleses de cuantos hay en Burdeos á la fecha.
Una batalla decisiva se desarrolló en las márgenes del lago Copais, famoso por sus anguilas, de las que hablan Aristófanes y casi todos los poetas de la antigua Atenas. Los paladines vestidos de hierro sobre corceles acorazados atacaron riendo de lástima á estos infantes andrajosos. Pero la Compañía abundaba en hábiles flecheros, y además, rompiendo los canales, convirtió el terreno en un pantano.
Desde mediados del siglo XIV Josué, David, Judas Macabeo, Alejandro, Héctor, Julio César, el rey Artús, Carlomagno y Godofredo de Bullón fueron considerados en Francia como modelos de paladines, como verdaderas encarnaciones del valor. El documento más antiguo especialmente dedicado a los nueve parece ser una estampa, 1421 a 1430.
Palabra del Dia
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