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Actualizado: 16 de junio de 2025


De puro cumplido, le faltó muy poco para besar la mano a mi madre, como los paladines de teatro. Conmigo fue un caramelo tierno. »Mientras la tertulia se rebullía sin orden ni concierto, yo andaba de acá para allá, poco dispuesta a entretenerme con frivolidades de corrillo o cumplimientos resobados.

¡Qué interesante el comisionista alemán! dijo Ojeda . Tal vez con el tiempo haya quien lo cante lo mismo que a los paladines medievales que corrían el mundo por difundir la gloria de su dama. Hoy la dama es la industria, y la gloria la nota de pedidos.

Todo lo que no era súbito y heroico le dejaba impasible, sintiendo en mismo una confianza, una certidumbre absoluta de alcanzar de un golpe los honores más altos y de llegar a ser, en poco tiempo, uno de los primeros paladines de la Fe Católica en la tierra.

Tal vez al trasponer la próxima altura verían entre las nieves un valle frondoso con palacios chapados de oro. ¿Por qué no?... Visiones más portentosas habían salido al encuentro de los paladines en tierras de misterio.

Estos intelectuales con fusil se consideraban los paladines de una cruzada civilizadora. Querían que triunfase definitivamente el hombre rubio sobre el moreno; deseaban esclavizar al despreciable hombre del Sur, consiguiendo para siempre que el mundo fuese dirigido por los germanos, «la sal de la tierra», «la aristocracia de la humanidad». Todo lo que en la Historia valía algo era alemán.

Con los más afamados paladines ingleses y franceses solían romper lanzas diestros justadores de Alemania, caballeros de Calatrava, nobles portugueses é italianos y aun formidables guerreros de la Escandinavia y otras regiones del norte y del oeste.

Pero la humanidad no sólo tiene la vida material; tiene en el pecho arraigada la cepa más perenne de otra vida; la vida del Derecho. De ahí esa benemérita milicia de paladines que en tranquila guerra luchan para afirmar sobre la tierra el reinado final de la Justicia!

Y se dió el caso estupendo de que en algún periódico le pagasen menos dinero que a los demás, reconociendo la superioridad de su talento; y por eso mismo, porque su arte era «demasiado original». Y esa cualidad no la perdonan nunca la poetambre, ni los paladines de la frase hecha.

Palabra del Dia

rigoleto

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