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Actualizado: 8 de mayo de 2025
Si conferenciaba con el Embajador inglés, las quejas y las amenazas eran de otra naturaleza: entonces el lugar de retiro era Florencia ú Holanda ; pero de cualquier modo, ni hablaba con sordos ni dejaba de pensar en el alcance de lo que decía. El Embajador transmitía las extravagancias, pero se allanaba á pagarle las deudas. Tratan de ella también las cartas de Nanton.
Caballero... es que yo no podré pagarle a usted lo que le debo hasta que encontremos a Miranda.
» ¿Lo dices porque nos acompaña mi padre? ¿No consideras que sería una ingratitud dejarle sospechar, siendo como es el autor de nuestra dicha, que ésta no es completa por impedirlo su presencia? Considera que mi padre no es una persona extraña; no es un tercero, no; nos ama tanto a ti como a mí, y en la misma moneda debemos los dos pagarle. » Está bien, Magdalena dijo Amaury fríamente.
No existía tal plaza vacante en la secretaría, pero Rivera la inventó proponiéndose pagarle con una parte de su sueldo. Además le obligó a quedarse en su casa. Nada le estorbaría: al contrario, en la soledad en que vivía le estaba haciendo falta un amigo con quien comunicar sus pensamientos. Mario, embargado por la emoción, le apretó la mano llorando de gratitud.
Tendrían más dinero, es cierto, pero se quedarían solas, como abandonadas, sin más amigos que un viejo servidor trabajado y achacoso; un médico tan pobre como ellas, y un dómine que se moría de tristeza y... ¡de hambre! Al irse Angelina fué preciso buscar una criada que viniera en auxilio de mi tía Pepa y de señora Juana. Pero, ¿con qué pagarle sus servicios?
Usted me conoce bien y sabe que he cumplido siempre mis compromisos, pero hoy me es imposible, absolutamente imposible, irremediablemente imposible pagarle los cincuenta mil nacionales. ¡Usted ve cómo está esto! ¿quién podía prever lo que ha pasado? Acciones que han bajado veinte y treinta puntos de golpe...
Choca, querido dijo alzándola de nuevo y alargándole la mano. Vete en paz á hablar con tu novia y que Dios te proteja. Se estrecharon la mano y el majo se alejó precipitadamente. Gracias, señor Pedro murmuró Gabino conmovido. ¡Oiga! le gritó cuando ya el otro estaba lejos. Velázquez volvió sobre sus pasos. Quisiera pagarle de algún modo el favor que me hace.
El padre disimula su dolor, y llama á su hijo segundo. Con la muerte de tu hermano Das más fuerza á tu razón. Como caballero honrado, Hizo eterna su alabanza; Ve á pagarle en la venganza El ejemplo que te ha dado. El joven embraza su lanza; suenan de nuevo las trompetas; la Infanta tiembla, y pronto ve Arias á su hijo segundo muerto también como el primero. DON DIEGO ORDÓ
Palabra del Dia
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