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Actualizado: 5 de junio de 2025
Yo, únicamente, que he pasado por las dos épocas, comprendo cuánta verdad encierra lo que le estoy diciendo: para que usted lo comprendiera del mismo modo, sería preciso que tocase y palpase aquello cuyo recuerdo le merece tan desdeñosa compasión; es decir, que junto á este Santander de cuarenta mil almas, con su ferrocarril, con sus monumentales muelles, con su ostentoso caserío, con sus cafés, casinos, paseos, salones, periódicos, fondas y bazares de modas, surgiese de pronto la vieja colonia de pescadores, con sus diez mil habitantes y seis casas de comercio provistas de Castilla por medio de recuas, ó de carros de violín; la vieja Santander sin muelles, sin teatro, sin paseos, sin otro periódico propio ó extraño que la Gaceta del Gobierno, recibida cada tres días.
Don Manuel se nos presenta vestido de rico traje de guerra, siguiéndole su ejército, de gala, y los prisioneros indianos con cadenas. El triunfador refiere sus hazañas en un discurso ostentoso al gobernador de la India, García de Sa, el cual, al contestarle, muestra hacia él la mayor consideración.
Había en la gran sala un ambiente de intimidad y una elegancia sutil: el decorado, los tapices de tonos oscuros, los muebles severos y el conjunto de los pequeños objetos de adorno, se caracterizaban por una singular ausencia de cualquier detalle demasiado llamativo u ostentoso.
En la explanada y tribunas del Jockey daban la nota de su gracia y de su belleza numerosas damas y señoritas ataviadas con trajes primaverales, de vistosas muselinas, espumillas y otras telas ligeras. No había lujo excesivo ni ostentoso. Cierta parquedad en el adorno personal denotaba, al par de un gusto depurado, los efectos de una crisis un tanto pertinaz.
Después pasaron los guardias porta-espada, llevando con la punta en alto y sostenidos por sus dos manos cerradas sobre el pecho unos mandobles enormes que brillaban lo mismo que si fuesen de plata. De los tiempos del Imperio quedaba aún el ceremonial absurdamente ostentoso de que se rodean los déspotas.
En sus últimos años de permanencia en París, tocada una vez más del afán de construcción, se había ocupado en preparar su morada definitiva, levantando junto al mausoleo del marqués de Villablanca, cuya imagen ceñuda é indomable tenía en la mano una espada rota, otro monumento no menos ostentoso, con una estatua que ella creía su exacto retrato y no era mas que una reproducción de la infeliz reina de Escocia tal como aparece en las estampas de la época romántica.
El marqués del Cigarral es una verdadera comedia de figurón, cuyo protagonista es un fatuo instruído y ostentoso, descrito en estilo burlesco y de caricatura. Este personaje es una especie de Don Quijote, ó más bien dicho, de Don Ranudo de Collibrados, que ha perdido el juicio á fuerza de leer sus títulos de nobleza y de contar sus progenitores.
Y después, cuando nos imaginamos que vivimos con los moros y que asistimos á las escenas de su vida, como en El hijo de Reduán, en El bastardo Mudarra, etc., ¡cuánto fuego y pompa oriental, qué gradación de colores tan voluptuosa, qué efectos en los contrastes de ostentoso orgullo y de sensualismo, por una parte, y cuánta sencillez y cuánta fuerza, por otra!
En Las grandezas de Alejandro encontramos otro drama ostentoso, abundante en combates y magníficas fiestas, cuyas figuras, por lo huecas é hinchadas, dan á conocer que esta vez ha abandonado al autor su buena estrella.
Y cada pueblo crece imitando lo que ve a su alrededor, haciendo sus casas como las hacen sus vecinos, enseñándose en sus casas como es, si de clima frío o de tierra caliente, si pacífico o amigo de pelear, si artístico y natural, o vano y ostentoso.
Palabra del Dia
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