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Actualizado: 16 de junio de 2025
Púsose después a peinar las largas lanas de Bruin, el oso de Noruega, su mudo compañero; y en esta operación se hallaba, cuando un tropel de gente sospechosa invadió de repente la casa, en actitud nada tranquilizadora.
Celos infundados, por supuesto, porque jamás se le había pasado por la imaginación mirarla sino como una buena amiga... La duda se infiltró en el pecho de los circunstantes al escuchar esta afirmación. Pero nadie osó producirla. D. Laureano continuó. Ya en varias ocasiones habían tenido peloteras sobre este vano supuesto.
Oírle contar sus épicas luchas por la causa del pueblo era el gran pasmo de D. José y de Riquín; pero Isidora no contenía fácilmente la risa. Las galanterías de Bou con Isidora semejaban a las del oso que quiso mostrar el cariño a su amo matándole una mosca sobre la frente. Alguna vez, dejando hablar a sus sentimientos, se expresaba con sencillez y naturalidad.
Desde el fondo de la cueva salió otro tiro entonces: el de la espingarda de Pito. Hirió también al oso, pero sólo le detuvo un momento: lo bastante para que el mozón de Robacío le hundiera la hoja de su cuchillo por debajo del brazo izquierdo, hasta la empuñadura.
Expulsaría de las Claverías al zapatero, ya que estaba en ellas sin otro derecho que haber nacido allí su mujer. Mariquita, alborozada por la energía de su tío, debió hablar a alguien de tales propósitos, y la noticia circuló por el claustro. Don Antolín no osó seguir adelante, aterrado por la unanimidad con que toda la población se alzó silenciosamente frente a él.
Hasta hoy, había creído que esos pasos coreográficos, sólo estaban reservados a los pastorcillos de la Opera; pero por lo visto andaba yo equivocado. ¡Pero, papá! osó decir Magdalena, que acababa de advertir que el doctor hablaba en serio. Ayer aún... Una cosa era ayer, y otra es hoy replicó con sequedad Avrigny. Sujetarse de ese modo a lo pasado es renunciar a dirigir lo futuro.
Callaba muchas cosas que juzgaba poco a propósito para hacerle aparecer interesante; pero no ocultó ciertas maniobras no muy decentes, y osó referirlas, no por amor a la verdad, sino porque su sentido moral no le decía que era aquello repugnante e indigno; por fortuna, tampoco Emma sentía delicadezas de este orden, y en toda treta victoriosa admiraba el arte y olvidaba al engañado, o sea al tonto.
Tienen tan fuerte musculatura, que estrujan a un oso o a un buey entre sus anillos, y es tal su vitalidad, que aun después de muertas tienen durante horas enteras sujeta su presa.
¡Que salieran! ¡que salieran y sabrían lo que era bueno!... ¿Pero, entrar allí?... Asomaron a la puerta varios espectadores, atraídos por la noticia de la invasión que llenaba las calles. Uno de ellos, con capa y sombrero de señorito, osó avanzar hasta aquellos hombres envueltos en mantas, que formaban un grupo frente al teatro.
Boscoso; adula, o como otros vulgares dicen, alude al boscan, que es una piel, al bosque o monte, porque hago botas de monte, y al oso, porque se engrasa el material con unto de oso.
Palabra del Dia
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