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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Tomóle Don Bernardino de Mendoza y dióle á guardar á Francisco Ortiz Zapata, sargento de Rodrigo Zapata, que estaba herido en la tienda, y díjole que no lo diese á otro que á él ó á quien le asiese el dedo pulgar. La puerta estaba tan abestionada, que tardó un rato en abrirse, y con tanta dificultad, que no podía salir más de uno en uno por ella.

A corta distancia del batey de Kentucky encontraron Ortiz y sus guardias una avanzada rebelde, que "desecharon"; y después de ímprobos trabajos y trepando por el temible "farallón", cayeron como irresistible turbión sobre el campamento enemigo.

Aquella noche hubo rancho extraordinario para los soldados, y en el campamento reinó la mayor alegría. Al día siguiente el capitán Perdomo con la modestia que le caracteriza, pasaba al Cuartel General un telegrama dando cuenta del encuentro del día anterior; pero restándole importancia, solo exponiendo el valor de sus soldados y la satisfacción que el deber cumplido. Teniente Arsenio Ortiz.

Binterim, Denkwürdigkeitten der katholischen Kirche, Bd. IV, Th. 3. Sánchez, l. c. Rodríguez de Castro, Biblioteca Española, tomo II, pág. 632, a. Rodríguez de Castro, Biblioteca Española, tomo II, págs. 631 y siguientes. Argote de Molina, Nobleza de Andalucía; Sevilla, 1588, folios 151 y siguientes. Ortíz de Zúñiga, Anales de Sevilla; Madrid, 1795, tomo I, págs. 94 y 301 y siguientes.

Tal vez en lo futuro lo haga así, sin obstinarse en producir extraordinarios efectos contristando más de lo justo el ánimo de sus lectores. Muchísimo, en mi sentir, ganará con esto el Sr. Ortiz de Pinedo.

Tras él salen despues, y de una mina Llevaron grandes muestras muy gozosos. Ensayase el metal, y plata fina Se saca, que movió á los codiciosos; Y entre ellos Juan Ortiz Pica, pensando Ganar honra y dinero gobernando. El licenciado Castro gobernaba; Y vista la intencion del perulero, Y que en aqueste caso el importaba Por tener abundancia de dinero.

Consulta Juan Ortiz como le pide El Cacique al sobrino: aconsejaba Vergara no se , y aun que lo impide Por causas muy urgentes que mostraba. Por sola voluntad suya se mide El Juan Ortiz, que á pocos escuchaba; Una canoa pide á Zapicano Le traiga por rescate y un cristiano.

El Juan Ortiz su ropa con presteza Embarca aquella noche; que temia No diese Zapicán con ligereza Sobre el fuerte y real antes del dia: Y no tardó que vino sin pereza Al punto que el aurora descubria; Y piedras

Jamás; porque jamás la furia de ese compadre alcanzará un grado más elevado, y yo apostaría mi buena escopeta contra un fusil inglés a que él perecerá. ¡Santa Virgen! ¡cómo tarda! haced que llegue pronto. Pero, ya está aquí, es él... es Pepe Ortiz. ¡Viva Pepe! ¡viva Ortiz!

D. Manuel de Andres de Pinedo y Arroyo, vecino y de este comercio; el Sr. D. Manuel Luzuriaga, de este vecindario; el Sr. D. Martin José de Ochoteco, Capitan graduado del ejército; el Sr. D. Ulpiano Barrera; el Sr. D. Antonio Ortiz de Alcalde; el Sr. D. Juan Canaveris; el Sr. D. Hilario Ramos, el Sr. D. Justo Pastor Linch, Contador de la Real Aduana, y actualmente su Administrador interino; el Sr.

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