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Actualizado: 7 de julio de 2025


Yo no podía dormir... En vano regularizaba mi respiración, trataba de apaciguar mi pensamiento, me oprimía el pecho para contener sus latidos, ¡en vano!... ¡Yo no podía dormir! El insomnio acabó por vencerme y desmoralizarme. Me abandoné a él como un náufrago que pierde las fuerzas en la corriente.

Como subyugados i sin fuerzas para sacudir de sus hombros el yugo que los oprimia, i al propio tiempo mantenidos en buen gobierno, nunca tomaban partido en los bandos que se levantaban para arrebatar el trono á la persona que en anteriores tumultos habia recibido del ejército i la plebe la dignidad real.

Aquella ingrata tarea debía producirle grandes intereses, y cuando la de Raynal le proclamaba irresistible, estaba muy cerca de la verdad. A la dolorosa angustia que le oprimía el corazón se mezclaba en Liette un sentimiento muy dulce del que no pensaba en desconfiar ni en defenderse; era el agradecimiento y nada más... El médico del pueblo se mostraba poco tranquilizador.

Habiéndose negado su tía á recibirle, era lo más probable que no le viese más y esto le producía una tristeza inexplicable. Por primera vez sintió una especie de pesadez, que la oprimía el corazón y no podía definir con precisión si era alegría ó pena lo que experimentaba. Pero era, eso , una sensación muy fuerte que le parecía que había de durar toda su vida.

Lo que me abrasaba era pensar que estaba enamorada de Don Vela; lo que me quitaba el juicio era imaginar la conformidad de sus voluntades; pero en viendo que estaba forzada, violentada, afligida, que le afeaba, que le ponía defectos, que maldecía á su madre, que infamaba á Gerarda, que quería más á Celia, y que me llamaba su verdad, su pensamiento, su dueño y su amor primero, así se me quitó del alma aquel grave peso que me oprimía, que vían otras cosas mis ojos, y escuchaban otras palabras mis oídos, de suerte que cuando llegó la hora de partirse, no sólo no me pesó, pero ya lo deseaba

»A pesar mío, mis ojos vertían abundantes lágrimas, y una incertidumbre angustiosa agitaba y oprimía mi corazón. »¿La noche que debía usted bendecir nuestra unión le dije, se alejó de nosotros voluntariamente o se le obligó a dejarnos? »No, lo hizo por mismo, obligado solamente por el honor, por el deber. »Una pregunta más, Teobaldo: ¿en su lugar, hubiera usted hecho lo mismo? », señora.

Pero primero, quisiera saber lo que hacen mi tío y mi tía dijo mirando en su derredor hasta en los rincones. Yo estaba tan contenta de ver disiparse el embarazo que los oprimía, que al verlos buscar por el cuarto tan cómicamente, prorrumpí en una risa estrepitosa. Ambos se volvieron hacia , sorprendidos, como si sólo entonces notaran mi presencia.

Pero Miguel, juzgando aquello un sarcasmo precursor de los golpes, se oprimía aún más contra la pared, dirigiendo una mirada ansiosa á los lados para ver por dónde podría escapar mejor. ¡Te digo que no, hijo!... ¡Que no vengo á pegarte!... Quiero que seamos amigos y no se hable más de lo pasado. Á duras penas logró tranquilizarlo.

Una mujer oprimía su brazo tirando de él, y Gallardo se dejaba llevar, sin verla siquiera, con el pensamiento lejos, muy lejos. Una hora después volvió al comedor. Su compañera, con los pelos alborotados y los ojos brillantes y hostiles, hablaba a las amigas.

Al bajar la escalera, estrecha y oscura como boca de lobo, zumbábanle a Amparo los oídos y apretaba convulsivamente la carta, llevándola oculta bajo el mantón. La oprimía como oprimiría un puñal, con vengativo empeño y no sin cierto interior escalofrío.

Palabra del Dia

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