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Actualizado: 9 de junio de 2025


En nuestros días, gracias á las carreteras, caminos y sendas que atraviesan nuestras campiñas en todas direcciones, la navegación seria sobre el arroyo es cosa casi desconocida; sólo se boga ya por el placer de remar y sentirse balanceado muellemente por las rizadas ondas. Para el hombre es este uno de los más agradables recreos físicos que pueda proporcionarse.

Apréstase el armada muy hermosa, Y sale de San Lucar, y se entrega A las ondas del mar brava y sañosa; Y con un viento próspero navega. Ha sido en su viage tan dichosa, Que al Rio de la Plata presto llega, Sin refriega de mar y sin tormènta, Que al bueno Dios le ayuda y le sustenta.

El murmullo de los pequeños torrentes, el rugido lejano de las ondas y el estremecimiento de los álamos, movidos por el viento, se armonizan con una dulzura indefinible y llevan al alma una languidez y una turbación deliciosa que se quisiera prolongar.

Hecha esta pequeña explicación, se comprende que no hay preparación alguna para el espectáculo; á cinco pasos del borde solo se ve un bello paisaje y un raquítico río, con un puente de bongas y cañas; percibiendo el oído el ruido repercutido, que llega muy amortiguado al romper las ondas en las encadenadas rocas. Muchas veces he admirado la cascada, y siempre su espectáculo me parece nuevo.

Entre tanto, se ven al oriente, á una inmensa distancia y casi confundidas con el color ceniciento de las nubes, las altas serranías de Valle-Dupar y la rica y brillante Sierra-Nevada que domina las costas de Santamarta; mientras que en el rio se van descubriendo, como blancas garzas que rozan las ondas encrespadas por la brisa, las velas de los botes mercantes que vienen de Barranquilla ó Calamar en direccion á Mompos, ó que descienden servidos por el remo.

Vedlo allá cuál nada en el Océano de arena, y cuál hiende las áridas ondas con su pecho del delfín. Aprisa, aprisa: apenas toca con sus pies la faz de las arenas: aguija, aguija: ya se lanza envuelto en un turbillón de polvo.

Y la señora, sin dejar de mirar a Gallardo con ojos tiernos, conmovíase de gozo y una risa estrepitosa agitaba las ondas de grasa de su cuerpo. Continuó su lección el extranjero, con una tenacidad de hombre enérgico. No había que desaprovechar el tiempo. Quería verse cuanto antes en la plaza de Madrid, conquistando todas aquellas cosas que le prometía el maestro.

Marcha, marcha derecho al Occidente: Allí de un nuevo mundo está el arcano, Que adivinó tu genio soberano, Y que ves con los ojos de la mente. Fíate en Dios cuando los mares sondas, Que si no existen mundos ignorados, Han de surgir del seno de las ondas: Naturaleza y genio son aliados, Y todo cuanto el genio ha prometido Naturaleza siempre lo ha cumplido.

Para no hacer las cosas á medias respondió he resuelto darle á usted una fiesta arreglada á su gusto: así, he ahí una bella mañana de verano, bosques y claros con todos los efectos de luz deseables; pájaros que cantan bajo el follaje, una barca misteriosa, que sobre las ondas se desliza... Usted que tanto ama esta especie de historias, deberá estar contento. Encantado, señorita.

11 Y la tribulación pasará por el mar, y herirá en el mar las ondas, y se secarán todas las honduras del río; y la soberbia del Assur será derribada, y el cetro de Egipto se perderá. 12 Y yo los fortificaré en el SE

Palabra del Dia

rigoleto

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