United States or Guinea ? Vote for the TOP Country of the Week !


Durante las grandes crecidas del arroyo, cuando sus aguas arrastran hacia el mar, no solamente bellotas de encina y ramitas de espino, sino árboles enteros, en el torbellino del pozo es donde termina, al menos por algún tiempo, la odisea de los troncos viajeros. Una mañana, algunos amigos y yo fuimos á visitar la cascada para ver brillar á los primeros rayos del sol la espuma matizada de rosa.

Y , ¿dónde has estado? Tocóle a misia Casilda el turno de relatar su odisea, y lo hizo a tropezones, balbuciente, temerosa de delatarse ella misma con sus reticencias o sus rodeos. Pues, yo, Pablo...

Yo no si los jóvenes esposos llegaron hasta el final de la Odisea, pero don Diego había encontrado el medio de despertar el interés de su mujer, y esto era mucho. Germana adquirió la costumbre de oírle leer y de encontrarse bien en su compañía y no tardó en ver en él un espíritu superior.

Ahí está el peligro que corre la vida de mis pilotos, vida modesta, pero tan gloriosa cuando se encuentre un Homero que cante su Odisea. Compréndese fácilmente que el viejo soberano de los naufragios, el antiguo atesorador de tantos bienes sumergidos, no sabe agradecer ni poco ni mucho á los indiscretos que se presentan á disputarle su presa.

Más tarde, cuando Roma empuña el cetro de la literatura, sus poetas más insignes no se desdeñan de llamarse discípulos de los griegos, los estudian con veneración y los imitan con complacencia. Nada han desmerecido por eso á los ojos de la posteridad. La Eneida es una imitación de la Odisea, y sin embargo hace veinte siglos que embelesa al mundo.

La preciosa hija de un rey que se entretenía en lavar su ropa, imitando en esto á la Nausicaa de la Odisea, deja que las aguas del mar le roben su sortija: el hijo de la costa se lanza al agua para recobrarla y se ahoga. Llora la joven y queda convertida en el romero de la playa, tan amargo y doloroso á la vez.

Los popes de negras túnicas y sombreros de copa sin alas transcurrían por las calles junto á los sacerdotes católicos ó al rabino de luenga hopalanda. En las afueras se veían hombres casi desnudos, sin otro traje que una zamarra de pieles, guiando rebaños de cerdos, lo mismo que los pastores de la Odisea.

Sus frutas atraen por su perfume exquisito, sus flores embalsaman la atmósfera, y su sombra, fresca y aromática, invita al reposo, como las sirenas fascinaban a los vagabundos de la Odisea. Los animales, especialmente las cabras, resisten rara vez a esa dulce y enervante atracción, se acogen al suave cariño de sus hojas tupidas y comen del fruto embalsamado.

Huérfano por completo, sin padres ni hermanos, abandonó el pueblo cuyas autoridades tanto miedo le infundían y se fué á Manila para servir en casa de algun rico y estudiar á la vez como hacen muchos. Su viaje fué una odisea de insomnios y sobresaltos en los que el hambre entraba por poca cosa.

Una noche, estando en Marsella de paso para Egipto, Mina quiso pasear por el Puerto Viejo, á la luz de la luna. ¡Ver los buques antiguos del Mediterráneo dormidos sobre las aguas de plata! ¡Creerse en tiempos de la Odisea al contemplar las filas de pequeños veleros procedentes de Grecia!... Los muelles desiertos resultaban peligrosos después de media noche.