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Actualizado: 15 de octubre de 2025


La otra pasión era de envidia, de creciente abatimiento, de rabia y de menosprecio de mismo, al considerar su obscura insignificancia, y sus ocios viles y abyectos, durante mis de cuarenta años, en los cuales se había renovado el mundo, se había revelado y más que duplicado a los ojos de las asombradas naciones europeas, y España había surgido entre ellas y se había levantado por cima de ellas, triunfante, cubierta de laureles, abriendo ancha entrada y largo camino a un porvenir de mayores glorias y conquistas.

Hola, caballerito dijo el conde dirigiéndose al zorro, que colgaba de la espalda de Pedro. ¿Conque entretiene usted sus ocios engulléndose las gallinas del vecindario? ¿Y se figuraba usted que sus proezas no habían de tener fin jamás? Este Pedro dijo el cura es un buen muchacho... es un buen muchacho. Nos va despejando la comarca de alimañas.

Creían hacerla un gran favor aquellos corteses bañistas cuando la invitaban a las fiestas con que entretenían los ocios de la temporada; y no podían imaginarse hasta qué extremo la molestaban poniéndola en el deber de aceptarlo todo. ¡Fiestas a ella, que venía huyendo de las que le habían envejecido el espíritu a lo mejor de la vida!

Largas han sido mis peregrinaciones, aventuras curiosas me han asaltado, y con ellas os entretendré las horas de camino o los ocios de viaje, éstos por mar o aquéllas por tierra, si es que merezco por mi atrición y contrición timore et tremore, volver a tomar asiento en su servicio y asistir cercano a su ilustre persona.

Ellos eran ángeles de paz que se entregaban en el silencio de la soledad a la práctica de una moral excelente y pura y que no aparecían entre los hombres más que para ofrecerles algún beneficio. Sus mismos ocios estaban consagrados a la oración y a la caridad.

El mandarín gobernador, o padre de la ciudad, el poderoso Gu-Ly, consagraba todos sus ocios a hacerles jugarretas a los extranjeros. Existen tres factorías europeas en ese lugar de recreo. Un francés que compra seda, ejerce las funciones de agente consular. Tenía una bandera delante de su puerta y los misioneros se alojaban en su casa.

Otros suponían una comparsa de bufones, cuyo oficio era distraer, a la antigua usanza, los ocios del magnate moderno. Creíase también en un tropel de locos y de idiotas que, por caridad más que por humorismo, cuidaba el joven en su propia casa.

Hace un cuarto de siglo reside en la provincia de Cogayán, donde se cosecha el más exquisito tabaco filipino, a cuyo negocio se consagra. Allí casó con una dama del país. Y allí, en sus ocios, pulsa la cítara.

todo esto, y mucho más, veo yo, oigo y toco. ¡Y por qué el sensible Nemoroso no ha de ser posible en estos valles? ¿Qué distancia hay de ellos á las imaginaciones de Garcilaso? ¡Oh divina poesía!: te veo y te palpo.... Pues señor, aquí, tras este tupido zarzal, cabe el arroyuelo que murmura á mis pies, sobre la florida y olorosa pradera, á la sombra de estos seculares castaños, voy á entregarme á mis gratos ocios. ¡Y dirán las almas de prosa que la poesía es una quimera!

Su único adorno actual eran unos cuantos cestillos de juncos de colores tejidos en forma de tablero de ajedrez, con pompones de seda, amistoso recuerdo de los ignorados artistas que entretenían sus ocios en el retiro de Niza.

Palabra del Dia

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