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Actualizado: 23 de junio de 2025


1164 El que obedeciendo vive nunca tiene suerte blanda, mas con su soberbia agranda el rigor en que padece: obedezca al que obedece y será gúeno el que manda. 1165 Procuren de no perder ni el tiempo ni la vergüenza; como todo hombre que piensa, procedan siempre con juicio; y sepan que ningún vicio acaba donde comienza.

Entonces don Juan se puso muy serio, se aproximó a la cómica, como quien sacando fuerzas de flaqueza ha hecho propósito de osadía, y dijo con voz sabiamente turbada: Cristeta, perdóneme usted la torpeza; arrincónelo usted si no le sirve; pero regalo obedece a una idea que no puedo desechar.

Dormía, y la violenta posición de su cabeza indicaba que antes del sueño la había atormentado uno de esos letargos dolorosos en que el cuerpo obedece con bruscos movimientos á todos los delirios de la mente enferma.

Jamás te arrojaré en cara falta de energía, ni desfallecimiento de constancia. ¡Es tan natural que me olvides! Harto has hecho con empezar a quererme, aunque luego te pese. ¿Cuántas veces te habré dicho todo esto? No te sorprenda, porque obedece a mi idea fija, a mi cavilación constante. Vamos, no concibo el fundamento de tu amor. Yo te amo por lo buena, por lo hermosísima que eres.

Había terminado su confesión la señora arrodillada delante de ella, y doña Cristina ocupaba ya la rejilla, esperando que fuese absuelta la del lado opuesto. Se abrió por fin el ventanillo y Pepita vió por encima de los hombros de su madre una sombra que murmuraba: ¡Hola Cristina! ¡hija mía! ¿A qué obedece esta visita tan extraordinaria?...

¡Me hace usted daño! ¡Déjeme! ¡Obedece! ¡No! ¡Obedece! Lea lanzó un grito desesperado y se retorció, con las lágrimas en los ojos. ¡Oh! Me martiriza usted... ¡Cobarde! ¡Obedece, mal bicho, ó te rompo el brazo! Aquel hombre cataba espantoso de furor y el pensamiento de un asesinato aparecía en sus ojos. Lea cayó de rodillas enloquecida.

En el centro una pequeña isla contra la cual se estrellaban furiosas las olas. Entre la isla y el promontorio hay un canal, dijo el capitán; me lo indicó el piloto del príncipe real en persona. Veremos si el Galeón obedece á mi mano, cargado de agua como y sumergido una braza más de lo que debiera.

Estas escenas de las condiciones del futuro cónyuge de la Infanta, están llenas de rasgos característicos del mayor ingenio. El Rey sabe, mientras tanto, que no se le obedece, é Isabel se ve forzada á sustraerse á los arrebatos de su ira. Diversos presentimientos y presagios, que ella interpreta como avisos del cielo, llaman su atención hacia Fernando de Aragón.

En Filipinas nada de esto sucede, ni hay lágrimas, ni impaciencias, ni temores, ni zozobras. Las cercanías de un tribunal en día de quintas, presenta su fisonomía habitual, y en el salón donde se verifican aquellas, están todos, menos los interesados. ¿A qué obedece este indiferentismo? ¿Tiene su razón de ser, ó es uno de los muchos fenómenos psicológicos que se dicen se operan en este país?

Robáronte, saqueáronte, complaciéronse en ir agravando mas y mas tu bárbara agonía. Oyeron tus gemidos y los apagaron con el hierro de su lanza: «sufre y obedece, dijeron, á los que son hoy tus reyes. ¿No eres acaso la que contemplaste impasible la muerte de trescientos de tus hijos y la proscripcion de una gran parte de tu pueblo?

Palabra del Dia

rigoleto

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